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«Nos iría mejor con gobernantes que supieran más filosofía»

El filósofo José Barrientos dirige en Europa un proyecto financiado por la Universidad de Chicago para el desarrollo de la sabiduría

«El coaching hay que manejarlo con prudencia. Hay gente que hace un curso de tres meses y abre una consulta»

«Estamos más interconectados que nunca pero no somos más sabios porque nos falta pensamiento crítico»

José Barrientos, doctor en Filosofía y premio nacional de Filosofía en México, Italia y Portugal, frente a un busto del filósofo y político cordobés Séneca JUAN JOSÉ ÚBEDA

M. J. PEREIRA

José Barrientos (Sevilla, 1977) llegó a la filosofía tras un curioso periplo. Estudió tres años en el Centro de Estudios Teológicos de Sevilla porque quería ser sacerdote pero finalmente abandonó la idea y decidió estudiar Filosofía. Sin embargo, influenciado por su madre, que le dijo que estudiara algo con una salida profesional, se diplomó en Enfermería, estudios que finalmente compaginó con Filosofía. Hoy, este es profesor y vicedecano de la Facultad de Filosofía, es premio internacional de Filosofía en México (2012), Italia (2013) y Portugal (2013) . Autor de más de treinta libros, algunos convertidos en manuales básicos de estudio en facultades de Filosofía de España y el extranjero, ahora dirige un proyecto europeo sobre filosofía aplicada y sabiduría, financiado por l a Universidad de Chicago y la John Templeton Foundation .

-¿Qué es exactamente la filosofía práctica?

-Una filosofía que ayuda a grupos o personas a profundizar en determinadas cuestiones de su vida y a partir de ahí se obtienen resultados positivos. La filosofía práctica no pretende curar a nadie ni solucionar su vida, sino que la vida de la persona tenga más peso.

-¿Eso suena a psicología?

-Sí. Parece psicología pero suena más bien pedagogía o educación. Es verdad que hay vinculaciones con el psicoanálisis y la psicología pero hay cuestiones importantes que nos separan porque nosotros no intentamos normalizar a nadie, muy al contrario, muchas veces les creamos problemas a la gente porque buscamos la verdad y a veces la verdad duele

-¿La filosofía aplicada se puede aplicar a cuestiones como la eutanasia, los límites de la robótica, la corrupción, la compra de emisiones de gases de efecto invernadero, los stock options...?

-Claro. De hecho, en Madrid recientemente se leyó una tesis doctoral sobre la ética de las empresas del Ibex 35. Mi segundo campo de investigación es filosofía de la tecnología y ahí nos podemos preguntar qué es la amistad en internet, qué nos están aportando las redes sociales...

-Se ha especulado con que la crisis económica tiene su origen en la pérdida de valores. ¿Nos ayudaría la filosofía aplicada a encontrar esos valores?

-¿De verdad estamos perdiendo valores? Yo creo que no, lo que está pasando es que estamos generando nuevos valores, como la defensa de los animales o el medioambiente, cuestiones que antes no preocupaban.

José Barrientos es vicedecano de la Facultad de Filosofía de Sevilla JUAN JOSÉ ÚBEDA

-La Universidad de Chicago, la segunda universidad del mundo en arte y humanidades, ha seleccionado su proyecto sobre filosofía aplicada y sabiduría», que contará con sedes e investigadores de Noruega, Austria, Croacia, Bulgaria, México y Argentina. ¿Qué objeto persigue ese proyecto?

-Nosotros nos preguntamos si es posible desarrollar la sabiduría con las técnicas estoicas. Para ello hemos hecho grupos experimentales y de control, a los que previamente se hace un test que mide indicios de sabiduría. En el grupo experimental tenemos sesiones con seis técnicas estoicas, como desarrollo de un diario personal, descubrir lo que podemos modificar, poner límites y ver si podemos superarlo... En el grupo de control, sin embargo, se desarrolló un pensamiento crítico y los participantes debatieron sobre un textos sobre la felicidad, la razón, la libertad, la filosofía... Después de las sesiones se harán dee nuevo los test de sabiduría a los participantes para saber si hay cambios. Se supone que en los grupos experimentales debe haber cambios y en el de control, no.

-¿Quién financia ese proyecto?

-La John Templeton Foundation financió con dos millones de dólares a la Universidad de Chicago un proyecto de Howard Nusbaum. Y luego le ha financiado con otros cinco millones de dólares un centro de investigación y actividades, y con ese dinero la Universidad abre convocatorias para financiar otros proyectos. Yo propuse el proyecto para saber si se puede desarrollar la sabiduría en distintos contextos culturales con las mismas metodologías. Hemos reclautado a los participantes a través de anuncios en facultades y Facebook. Se han apuntado desde estudiantes universitarios de Biología o Informática a personas de más de 70 años del Aula de la Experiencia. La participación está remunerada con unos 45 dólares. Lo bueno de este proyecto es que nos abrirá las puertas para participar en otros proyectos americanos de investigación.

-¿En qué consiste la sabiduría?

-La sabiduría es un concepto demasiado amplio. Hay personas que tienen determinadas experiencias de vida. El filósofo japonés Nishida trabaja ese concepto de experiencia pura. También María Zambrano desarrolló el concepto del saber de la experiencia. Las personas con más sabiduría tienen más capacidad para resolver problemas, es decir, elementos cognitivos; tienen más capacidad para afrontar las dificultades de la vida de manera más armónica, elementos afectivos; y más capacidad para profundizar dentro de los problemas, elementos reflexivos. La sabiduría no sólo implica tener pensamiento crítico, sino tener capacidad afectiva. Una persona sabida es como un corcho, que está calmada y puede tomar buenas decisiones porque sus pasiones no le arrastran.

-En la antigüedad muchos gobernantes tenían como tutor a un filósofo, como le pasó a Alejandro Magno con Aristóteles, que le enseñó justicia y retórica. ¿Nos iría mejor con gobernantes que supieran más filosofía?

-Efectivamente, un equipo de gobierno con una mayor filosofía en sus espaldas implicaría la creación de una ciudadanía más crítica y autocrítica, con una formación más dueña de sí misma, personas que se apercibirían de las manipulaciones que ejercen sobre ellos y, por último, sujetos que supieran disfrutar del instante, de los misterios de la existencia y, en definitiva, entenderían sus vidas bajo su auténtico sentido desafiante.

-Una de sus especialidades es la filosofía de la tecnología ¿Para qué sirve hoy la filosofía en un mundo tan tecnológico?

-Ufff. Sirve para todo porque no todo el mundo filosofa, pero de alguna forma todo el mundo piensa y tiene que tomar decisiones todos los días.

-¿Somos más sabios por estar más interconectados?

-Tal y como está planteado el sistema tecnológico, está claro que no somos más sabios, aunque tenemos más fácil el acceso a la información. Una cosa es la información, otra el conocimiento y otra la sabiduría. Estamos bastantes limitados en el tema del conocimiento, mientras que la sabiduría es tener experiencias de vida. Por otra parte, tenemos más acceso a la información pero también hay mucha intoxicación informativa, por lo que el pensamiento crítico es hoy más que nunca necesario para conocer las fuentes, saber quién argumenta y cómo lo hace... Estamos muy interconectados pero, como dice Sherry Turkle, en algunas ocasiones estamos solos. De hecho, Turkle es el autor de la obra Alone Together, una metáfora maravillosa. Yo no creo que estemos más solos.

-¿En qué nos cambia como personas la tecnología?

-Antes había una clara diferencia entre mundo online y offline porque para entrar en internet había que estar en casa y entrar en el ordenador. Hoy todos llevamos un móvil. El profesor Luciano Floridi, que ahora está en la Universidad de Oxford, ha creado el concepto de Onlife, al entender que ya no hay diferencia entre online y offline.

-Ahora se plantea implantar en nuestros cerebros conexiones directas con internet para potenciar nuestras habilidades creando así «cyborgs».

-Eso es revolucionario hasta cierto punto porque McLuhan ya hace décadas adelantó que la tecnología era una ampliación de las propias capacidades humanas para desarrollarnos. Las «Google Glass» ya permiten un acceso directo a internet pero no han terminado de difundirse. También hay lentillas que graban todo lo que ves, lo que supone una invasión de la intimidad tremenda. Más que a nivel filosófico, donde hay ahora un gran trabajo es en el campo de Derecho.

José Barrientos es vicedecano de la Facultad de Filosofía de Sevilla JUAN JOSÉ ÚBEDA

-En Sevilla el colegio San Francisco de Paula acaba de abandonar el sistema educativo español para regirse por el sistema americano. ¿La razón? El sistema educativo español potencia mucho la memoria y poco el pensamiento crítico y analítico. ¿Le parece bien?

-Sí, pero con prudencia. Todos los excesos y los reduccionismos son negativos. Eso lo hacía la Institución Libre de Enseñanza en España o Summerhill en Reino Unido o en Brasil el filósofo Paulo Freire, que planteó que hay dos tipos de educación: la bancaria y la dialógica. La educación bancaria es la memorística, de modo que el profesor introduce en el niño ciertos conocimientos y al gobernante eso le interesa le produce réditos económicos, como un dominio del niño porque no hay pensamiento crítico. Me parece un error cuando las pedagogías críticas se alzan como la única forma de enseñanza y destruyen la parte memorística. Hay que construir sobre algo y si no se memorizan determinados contenidos, nos vaciamos. La base memorística es importante siempre que no reduzcamos el pensamiento crítico.

-¿Los actuales planes de estudio garantizan el conocimiento filosófico?

-Evidentemente no. El filósofo no defiende la filosofía como una cuestión corporativa, sino porque es la base de una sociedad democrática. Matthew Lipman, el creador de la filosofía para niños, deja claro que si una sociedad no tiene ciudadanos que pueden decidir con pensamiento crítico no hay democracia, sino una dictadura encubierta.

-La filosofía se le atraganta a muchos estudiantes. ¿Qué se puede hacer al respecto?

-En muchas ocasiones no se enseña filosofía en los colegios e institutos filosofía, sino historia de la filosofía. Es importante, por ejemplo, explicar qué relación hay entre Aristóteles y lo que los jóvenes están viviendo ahora. Aristóteles abordó el tema de la amistad y de quién te fías. Séneca también habló de cómo perdemos el tiempo.

-Actualmente se insiste mucho en buscar planes de estudio que garanticen salidas laborales. De hecho, las carreras de Humanidades se están quedando sin alumnos ¿Están heridas de muerte las humanidades?

-Depende. En la Facultad de Filosofía no está ocurriendo eso. Cuando comencé a estudiar entraban cada año en Filosofía 35 alumnos y desde la crisis son 80. El decano tuvo que empezar a seleccionar alumnos para que entrara unos 65. Es decir, se ha duplicado el número de alumnos de Filosofía porque es una carrera que la gente estudia por vocación, por lo que la crisis le ha venido muy bien a Filosofía. Por otra parte, yo creo que la carrera de Filosofía sí tiene salidas profesionales, sobre todo la Filosofía Aplicada.

-Si la crisis ha hecho estragos entre los ingenieros, de los filósofos mejor ni hablar. ¿No?

-Sí. Mi pena es que los filósofos españoles son muy bien aceptados en las mejores universidades del mundo porque están saliendo fuera gente con un curriculum maravilloso. De hecho, de la Facultad de Filosofía se fue a Chile un becario y ha sido premio nacional de ensayo en ese país. En Harvard los doctores de Filosofía de España están tremendamente bien valorados porque tienen unos currículos que no los encuentran en grandes universidades.

-Se ha puesto de moda ahora el coaching.

-El coaching hay que manejarlo con cierta prudencia. Hay gente que hace un curso de tres meses de coaching y abre consulta. Después están los másteres universitarios de dos años. Afortunadamente se está regulando el coaching dentro de la Universidad. Yo escucho a gente hablar del coaching ontológico y les pregunto qué es ontología y no saben decírmelo.

-¿En Andalucía y Sevilla existe una particular filosofía de vida?

-En Andalucía existe una filosofía propia, ahí tenemos a Séneca, María Zambrano... con una filosofía muy pegada a la vida. Nosotros llegamos a comprender determinados contenidos, como la Semana Santa, que a otras personas les costaría. Por eso siempre se ha dicho que para entender la Semana Santa de Sevilla hay que venir a vivirla. En esa vivencia hay una forma de comprender la realidad que desde una perspectiva más racionalista no se entendería. La Semana Santa habla mucho de nuestra filosofía de vida. Semana Santa en Sevilla no es sólo ver pasos, es el olor del azahar, ponerse zapatos nuevos el Domingo de Ramos... Yo no me voy a trabajar fuera de España, aunque tengo ofertas, porque me gusta nuestra filosofía y calidad de vida.

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