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La Junta premia a dos profesores sevillanos por innovar en las aulas

José Pujol y Catalina León, del IES Vicente Aleixandre, han logrado el primer premio «Antonio Domínguez Ortiz» con un trabajo sobre los usos educativos de la robótica

Los profesores José Pujol y Catalina León ROCÍO RUZ

P. GARCÍA

El profesor de Tecnología José Pujol Pérez y la orientadora Catalina León Benítez, del IES «Vicente Aleixandre» de Sevilla , forman un tándem en el que se combinan a la perfección la transmisión de los conocimientos tecnológicos y la experiencia pedagógica. Dos instrumentos educativos que han dado como resultado un trabajo que se ha hecho acreedor del primer premio «Antonio Domínguez Ortiz» sobre investigaciones y materiales para la innovación , que ha concedido la Consejería de Educación en la XXVII edición de estos galardones.

«Usos educativos de la robótica: Una casa inteligente» es mucho más que el título de la iniciativa premiada, ya que responde a un concepto de filosofía docente trasladado al aprendizaje. Fruto de todo un trimestre en el que el alumnado desarrolló una decena de actividades previas al proyecto final, el trabajo galardonado no sólo plasma la creatividad o el manejo de las herramientas y contenidos digitales del que hacen gala estudiantes de 4º de Secundaria de entre 15 y 16 años de edad , sino que habla también de la labor práctica llevada a cabo en el aula para la adquisición de las competencias básicas en esas materias.

La escuela del siglo XXI

El profesor Pujol, ingeniero en Automática y Electrónica , reconoce que desde que en 2005 comenzó a introducir en su instituto la programación y la robótica con herramientas de software y hardware libres como un bloque temático en Tecnología , su contenido y docencia han ido evolucionando y avanzando hasta que hace unos tres años decidió usar una herramienta, denominada Scratch for Arduino (S4A) , con la que elaboró una programación para trabajar con los alumnos y hacer más atractivo y efectivo el aprendizaje. Las actividades, de hecho, tienen un 10% de teoría y el resto se dedica a la puesta en práctica de los conocimientos, donde los jóvenes se desenvuelven con un alto grado de autonomía.

«El proyecto es un ejemplo de la tendencia que ha de seguir la escuela en el siglo XXI, en la que el papel del profesor ha de ser diferente y los instrumentos no deben ser estándar sino creados ex profeso para los estudiantes», argumenta Catalina León. La orientadora destaca al respecto el carácter innovador que reviste la metodología seguida en el aula, donde la inteligencia emocional y la motivación desempeñan un papel esencial a partir del fomento del trabajo en equipo, del pensamiento crítico, del uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), de la educación en valores o la creatividad. «La materia que se imparte —dice— no está orientada a que todo el mundo pueda ser ingeniero, sino a que pueda saber que la tecnología se aplica en la vida real». No en vano, tanto alumnos de Ciencia como de Humanidades optan en el «Vicente Aleixandre» por estas enseñanzas.

Evaluación compartida

«Que la tecnología esté presente con los móviles, las tabletas o los ordenadores en el ámbito cotidiano de los jóvenes contribuye, sin duda, a aumentar su interés por conocer cómo funcionan, por eso —argumenta Pujol— la escuela debe responder a lo que acontece en la sociedad». Una cuestión, por tanto, no sólo de medios, en opinión de estos docentes. «Internet ha revolucionado todo y tiene que revolucionar también la escuela, pues se trata de la fuente de conocimiento más grande del mundo si se usa bien. Eso —tercia León— es lo que le falta a la escuela actual, que no es otra cosa que dar el salto al siglo XXI aprovechando todos los recursos disponibles . La escuela —añade— ha de ser la vanguardia y no la retaguardia».

El ambiente en el que se desarrollan las clases del profesor Pujol es otro de los factores que juegan a favor de las enseñanzas de programación y robótica, que se imparten en un clima de «confianza con respeto» , precisa la orientadora educativa, quien abunda en esta consideración argumentando que «los niños siempre responden al cariño y al respeto». Todo ello tiene su correspondencia, además, en el propio método de evaluación , en el que los trabajos realizados son valorados por los propios estudiantes, por el alumno en cuestión y, por supuesto, por el docente. «Cuando llegué a este instituto hace un año comprobé que en estas clases estaba el germen de la teoría del nuevo aprendizaje, pues en ellas se dan cabida a todas las teorías pedagógicas», concluye León.

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