EN LA MUERTE DE UTRERA MOLINA
«Lo que más echaba de menos era hablar de poesía con Pepe Luis Vázquez ya ciego»
El último acto público del ex ministro de Franco fue un homenaje en Sevilla el año pasado
El día del último acto público de José Utrera Molina , ex ministro de la Vivienda durante el régimen de Franco, se cruzó con otra fecha muy simbólica para él: 29 de octubre , fundación de la Falange Española; ideología a la que nunca renunció y siempre llevó a gala haber servido como pilar de su labor de servicio público y entrega. Fue en La Revuelta el año pasado, en la calle Siete Revueltas de Sevilla de la que toma el nombre.
En el acto sólo tuvo palabras de agradecimiento para Sevilla, ni una mención al cambio de calle ni la medalla
Se montó en un «ave» desde Madrid y con una lucidez que asombró a todos los asistentes por su edad, noventa años, sólo tuvo palabras de agradecimiento para Sevilla. Juan María del Pino, del club de debate Jovellanos , relata lo emotivo que fue este homenaje. «No tuvo una palabra de reproche por que le quitaran la calle, ni siquiera lo mencionó, llevaba una réplica de la medalla de Sevilla preciosa en la solapa , y allí sólo habló del inmenso amor que sentía por la ciudad, de lo feliz que había sido en su etapa de gobernador civil de la provincia», recuerda Del Pino.
«Nosotros no queríamos hacerle un acto de desagravio, sino de homenaje a esa generación, como la de nuestros padres, que dieron mucho a cambio de nada», continúa el organizador. «José Utrera Molina afirmó que lo que más echaba de menos era hablar de poesía con el torero Pepe Luis Vázquez cuando se quedó ciego, también contó la anécdota –rememora– de lo mucho que le había afectado la muerte de un alcalde de Arahal al que él le pidió que se dedicara a la política, tenía nueve hijos, en principio se negó, era médico de profesión y murió en un accidente de carretera».
«No se llevaron ni un duro»
Utrera Molina hizo en Sevilla una encendida defensa de todos los trabajadores de la administración «que no se llevaron un duro del dinero público». Asimismo, quiso recordar a todos los miembros de su equipo durante su etapa andaluza, «cumplieron en todo momento con su deber», afirmó.
José Manuel Sánchez del Águila le entregó, en nombre de la asociación cultural Ademán, un grabado de recuerdo. A Del Águila le viene a la memoria «las cinco flechas yugadas en oro que me regaló cuando era un crío, y luego nuestro intercambios de libros, pero antes fue enseñarme esa choza de El Ronquillo, inhumana, para decirme que esto no podía seguir siendo así , que esto había que cambiarlo como fuera. Era falangista y lo llevaba grabado en el corazón, y a mucha honra. Al final de su vida me hizo su abogado cuando unos descuideros políticos pretendían hurtarle una medalla a cambio de que renegase de sus ideas. Qué honor asumir esa defensa. Se trataba de defenderlo del odio».
Le leyó la demanda el pasado Viernes Santo, «entonces me llamó emocionado pues se hablaba de él con justicia. Ya ha muerto, pero sé el veredicto de la historia», concluye su último letrado.
En el salón de actos varios jóvenes llevaron su libro «Sin cambiar de bandera» de la colección Espejo de España , de Planeta, para que se los firmará.
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