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GRANDES MALES QUE ASOLARON SEVILLA

Así fue la epidemia de peste que desencadenó el declive de Sevilla

En 1649, cuando la capital de Andalucía aún ostentaba el monopolio del comercio con ls Indias, la muerte negra diezmó su población y cambió el devenir de la ciudad

El Hospital de la Sangre, o de las Cinco Llagas, fue el epicentro de la batalla contra la peste ABC

ANA MENCOS

La peste negra o bubónica fue un mal que asoló varias ciudades durante los siglos XVI y XVII sobretodo. Esta enfermedad transmitida a través de las pulgas de las ratas se manifestaba con fiebres altas, dolores musculares y articulares y en una segunda fase aparecían bubas o protuberancias en las ingles, axilas y el cuello, pues se trata de una infección de los ganglios linfáticos.

La incidencia de esta enfermedad fue especialmente grave en Sevilla en el año 1649 . La ciudad, que aquel momento poseía el monopolio del comercio con las Indias, hizo todo lo posible para evitar que el mal que afectaba al levante peninsular desde 1647 no llegase a su población, pero ni el corte del tráfico de personas y bienes ni los cordones sanitarios evitaron que llegase la temida plaga a la capital.

Según «Copiosa relación de los sucedido en el tiempo que duró la epidemia en la grande y augustísima ciudad de Sevilla, año de 1649», la epidemia llegó a la ciudad por medio de unos gitanos de Cádiz que trajeron unas ropas infestadas . Todos ellos murieron al igual que quienes lo cobijaron en Triana, barrio donde se inicia la epidemia en la primavera de 1649. De allí pasa al otro lado del río. Los hospitales de Triana y el de la Sangre (actualmente conocido como de las Cinco Llagas y sede del Parlamento de Andalucía) no daban a basto con el número de pacientes. En los alrededores del Hospital de la Sangre se apostaban enfermos esperando cama que acababan muriendo a la intemperie.

Los factores ambientales también afectaron a la propagación de la enfermedad. Durante ese invierno y esa primavera las lluvias fueron abundantes y hubo inundaciones que perjudicaron a los cultivos lo que provocó la escasez y el encarecimiento de los productos básicos. Además la humedad extra favorecía la incubación de la peste.

En «Epidemiología Española o Historia cronológica de las pestes, contagios, epidemias y epizootias que han acaecido en España desde los cartagineses hasta 1801», Joaquín Villalva y Guitarte señala que «había día que pasaban de dos mil quinientos muertos en los hospitales y casas particulares». En total murieron entre 60.000 y 70.000 personas , es decir casi la mitad de la población de la ciudad de Sevilla. Los muertos salían en carros hacia las fosas comunes excavadas en las afueras de la ciudad, y aunque trataba de quemar los enseres que pudieran estar infectados y de hacer desaparecer los cadáveres cuanto antes, la falta de efectivos provocaba que las condiciones de salubridad no fueran las adecuadas. Las sepulturas no eran lo suficientemente profundas por lo que el olor que despedían provocó que incluso de sacase el Santísimo Sacramento de los templos parroquiales para llevarlos a monasterios o iglesias vecinas.

Consecuencias de la epidemia de peste

El brote empezó a ceder el 12 de julio de 1649 pero ya nada podía hacerse para el menoscabo que supuso para la ciudad. Sevilla se había quedado casi sin población , las casas vacías y derruidas, los campos vacíos sin operarios que trabajaran en ellos. Además, según afirma J. Félix Machuca tras la publicación de su libro sobre esta epidemia «Padre nuestro que no está en Sevilla» la «mentalidad de la ciudad pasó de confiar en sí misma a echarse en manos de la Providencia». Incluso muchos pensaban que la epidemia había tenido que ver con la posición de las constelaciones y los planetas. Y encomendaron su curación a los santos y proliferaron las procesiones que al mismo tiempo eran foco de contagio.

La peste se llevo a personajes ilustres como el imaginero Martínez Montañés , de 81 años, y al joven Juan de Zurbarán , hijo del reconocido pintor Francisco de Zurbarán .

Tras la peste llegaría el fin del monopolio del comercio con las Indias . Y de este modo comenzó el declive de la que fuera la ciudad más importante del imperio español sobre todo durante los siglos XV y XVI.

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