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El puente del Cachorro: la pasarela con más nombres de Sevilla cumple 25 años

Del Cachorro, del Cristo de la Expiración, de Chapina, de los tolditos, de los leperos... Esta pasarela se inauguró un 17 de octubre de 1991

Vista del puente del Cristo de la Expiración ABC

M. M.

Sevilla primero puso un puente y luego le metió el río debajo. Así resumieron en 1991 Los Morancos la construcción de la pasarela que este lunes 17 de octubre cumple 25 años: el puente de Chapina, del Cristo de la Expiración, del Cachorro ... o de los leperos, por aquéllo de poner un puente y luego un río. Hoy hace un cuarto de siglo de la apertura del puente. Pero el agua no corrió bajo la pasarela hasta un mes después.

Sevilla a finales de 1991 era un hervidero de grúas y obreros. A seis meses de la inauguración de la Exposición Universal de 1992, la ciudad cambiaba a ritmo acelerado . El río fue uno de los elementos que más cambió. El brazo que llegaba a Chapina se alargó hasta lo que hoy día es el Alamillo, se levantaron nuevos puentes -como el del Cachorro-, se abrió la calle Torneo al Guadalquivir... Sevilla soñó con el futuro en la Expo y usó el río para ese viaje en el tiempo.

«Mi ilusión era -y creo que lo he conseguido -, hacer un puente con personalidad sevillana, que cuando alguien lo viera en una postal dijera: ¡Esto es Sevilla! como ocurre con la Giralda o la Macarena». Esas eran las palabras para ABC de Sevilla de José Luis Manzanres, el ingeniero que diseñó el puente del Cachorro.

Manzanares, contaba la crónica de este periódico, es sevillano de Triana, hermano del Cachorro y valiente como para proponer construir un nuevo puente para un proyecto que solo buscaba acabar con el tapón con el que acababa el brazo en Chapina. En principio el concurso al que se presentó solo tenía que incluir un plan para alargar el brazo del río, para acabar con el «tapón» de Chapina. Pero él diseñó un puente que gustó y convenció a quienes decidían sobre el proyecto.

El tapón de Chapina, donde hoy está el puente ABC

La idea en el diseño del puente es que funcionase como un ejemplo de lo que es Sevilla desde dentro y desde fuera. Visto en la distancia, sus altas farolas y los toldos recuerdan a un barco, lo que conecta la infraestructura con los navíos que enlazaban la ciudad con América. Al caminar por el puente, explicaba su diseñador, las cubiertas triangulares y las luces «tienen un aspecto mágico, parece una calle de la Feria, con los postes tan altos y las lonas como casetas».

El puente que no pudo ser

José Luis Manzanares no solo diseñó el puente del Cristo de la Expiración. De su cabeza salió otro proyecto , que llego a estudiar el Ayuntamiento de Sevilla para conectar la Cartuja con la ronda del Tamarguillo, más allá del puente del Alamillo. «Yo creo que sería el puente más sevillano que habrá en la ciudad», explicaba Manzanares.

La idea era unir muchos de los referentes estéticos de Sevilla en una sola construcción. «En su estructura llevaría la arcada central de la Maestranza , los tres arcos restantes, del puente de Triana, pero de mármol y todos los motivos de ladrillo y de cerámica serán los de la plaza de España». El puente, sin embargo, nunca llegó a construirse por falta de presupuesto.

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