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¿Sabes por qué se achaflanan los rincones del centro de Sevilla?

El chaflán es un elemento constructivo para eliminar los recovecos de las calles

Chaflán en la esquina de la calle Mateos Gago ABC

ANTONIO PERIÁÑEZ

La antigua judería de Sevilla es, sin duda alguna, uno de los barrios más visitados de la capital hispalense. Miles de turistas recorren sus calles serpenteantes y estrechas en busca de sombra, de la postal de una casa señorial o del sabor auténtico de sus terrazas. Pero en sus rincones podemos encontrar uno de los elementos más característicos de la arquitectura sevillana: los chaflanes .

Según la Real Academia Española, la RAE, chaflán es un plano largo y estrecho que, en lugar de esquina, une dos paramentos o superficies planas que forman ángulos. Hablamos, por tanto, de un elemento arquitectónico presente en un gran número de calles y edificios del centro. Pero para qué sirven los chaflanes en Mateos Gago, Fabiola o Ximenez Enciso .

Según el profesor de Urbanismo de la Universidad de Sevilla, José María Lerdo de Tejada , el motivo debe ser elemental, el que todos sabemos «evitar que allí haya orines u otro tipo de residuos o incluso simplemente basura, polvo o restos. También que sea fuente de inseguridad puesto que no sabes lo que te puedes encontrar detrás de estos huecos, de esos rincones, e intentar eliminarlos».

Sin embargo, para este profesor de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura la pregunta realmente interesante no es sólo para qué sirven los chaflanes, sino por qué esta parte de la ciudad tiene tantos rincones.

«A lo largo de la historia, el hombre siempre ha querido perfeccionar la ciudad alineando las calles, haciendo las calles rectas y anchas en la medida de sus necesidades. Desde tiempo inmemorial, los romanos y los griegos también, trazaron nuevas ciudades, colonias, con cuadrículas. El hombre intenta hacer las calles ordenadas y alineadas . Pero ese deseo de limpieza, claridad y de orden también se ha visto subvertido o negado a lo largo de la historia» explica Lerdo de Tejada.

Chaflán en esquina de calle Fabiola ABC

Según José María Lerdo, entre 1,850 y 1950, en la ciudad de Sevilla hay calles que trazan su línea tres o cuatro veces, con el objetivo de que el trazado de las mismas siga un eje recto, «de manera que en la calle Antonia Díaz, por ejemplo, es muy bonito ver cómo la ciudad en un momento pretende alinear Antonia Díaz con García de Vinuesa cortando donde está la esquina de cervería y hay algunas casa de Antonia Díaz que están en esa dirección. Después o antes hay otros proyectos de alineación, que pretende poner Antonia Díaz derecha pero sin mirar a García de Vinuesa, entonces hay otras edificaciones que responden a otros proyectos de alineación».

Es a partir de la década de los ochenta cuando crece el interés por el patrimonio histórico , lo consideramos una herencia del pasado, un recuerdo, un valor.

«La ciudad tiene las calles dobladas, torcidas, tiene entrantes y salientes que son recuerdo de su historia, y como tal deben ser conservados. Sería un horror que siguiéramos afeitando las calles, que siguiéramos alineando. Al final, los rincones que se fueron generando y los que hemos consagrado pues cuentan con estos singulares elementos de protección » aclara este experto en Urbanismo.

¿Y las columnas de las esquinas?

Si bien los chaflanes se conservan casi imperceptibles para el viandante, las calles del centro mantienen otro elemento constructivo más llamativo en las esquinas. Muchas viviendas y edificios antiguos están flanqueados por columnas de mármol, que también cumplen una función.

«Si se contaba con columnas o trozos de columnas que ya no servían, se usaban como guardacantos , que evitan el roce de los ejes de las carretas y los carros u otros vehículos, que tendían a desportillar las esquinas, que eran las que más sufrían. Del mismo modo, en la calle Don Remondo, en la trasera del palacio arzobispal se ven las ruedas de molino que se usaban como zócalos, eran un zócalo con la misma intención de protección» explica José María Lerdo de Tejada.

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