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CRÓNICAS DE UN BARRIO

«Los últimos que arreglaron las calles de Santa Clara fueron los americanos en los años 50»

Desde hace tres décadas, los vecinos vienen reclamando al Ayuntamiento una nueva reurbanización y un estudio de la movilidad

La avenida de los Conquistadores, una de las más afectadas de Santa Clara A. J.

CRISTINA AGUILAR JAENES

Poco queda ya de la antigua colonia norteamericana que se afincó a las afueras de la ciudad, cerca del aeropuerto, en los años 50 . La conformaron militares de alto rango que iban y venían de la base de Morón de la Frontera , y querían sentirse como en casa. La « Garden city », donde las señales de tráfico indicaban las millas por hora y se jugaba al béisbol en «la pradera» —hoy el parque del barrio—, aún conserva algunos vestigios de la época, como el colegio San Agustín , en cuyas puertas se pueden leer los nombres en inglés de antiguos alumnos. Sin embargo, la esencia de barrio estadounidense fue cambiando a medida que esos altos mandos iban abandonando la base militar, cuando ésta, a través de un acuerdo de Felipe González con EE.UU. , pasó a ser de utilización conjunta para ambos países. Los nuevos inquilinos, a golpe de reforma, modificaron la fisonomía del barrio, viéndose hoy en muy pocas casas esa arquitectura sencilla, de casas blancas y jardín, que idearon los norteamericanos.

Lo que sí sigue conservando Santa Clara , casi tal y como la dejaron aquellos primeros moradores, es su reurbanización primigenia. Vías estrechas de doble sentido, sin acerado, con aparcamiento en ambos lados, donde los conductores deben sortear contenedores, señales de tráfico y postes de cableado. Un auténtico ejercicio de zigzagueo tanto para los vehículos como para los peatones. Así, en las seis décadas transcurridas, tan sólo tres calles han sido adecentadas: Fray Francisco de Pareja , Salto de Alvarado y Carabela Santa María . «El resto del barrio está tal y como lo dejaron los americanos en los años 50, que fueron los últimos en arreglar las calles», apunta Carmen Touriño , presidenta de la asociación de vecinos Las Praderas de Santa Clara , y añade: «Hemos pedido a todos los gobiernos municipales desde hace treinta años que reurbanicen de nuevo el barrio, es de urgente necesidad. Pagamos unos impuestos muy elevados y no vemos que se reinvierta aquí ni una mínima parte. Pensamos que los políticos tienen algún tipo de complejo a la hora de actuar en un barrio con fama de “rico” . La izquierda no hace nada para que no los culpen de romper su ideología y la derecha tampoco, para no ser acusados de favoritismo».

En este sentido, hay algunas calles que reflejan fielmente esa estampa degradada que describen los vecinos. La avenida de los Conquistadores , por ejemplo, una de las vías principales, está repleta de baches, con innumerables grietas y un acerado casi inexistente e invadido por las malas hierbas. Los que desean pasear por esta calle lo hacen por el asfalto, con el peligro que eso conlleva. Una avenida que ha recibido capas y capas de alquitrán evitando esa nueva reurbanización. Con el paso del tiempo, ese asfalto sobre asfalto ha acabado por superar el nivel del acerado . «A causa de esto, cuando llueve el agua acaba en nuestros hogares. Con las últimas lluvias, se inundó mi casa», cuenta Carmen.

Arriados. Las capas de asfalto en las calles superan el nivel de la acera. Cuando llueve, algunas casas se inundan

Precisamente, el gobierno de Alfredo Sánchez Monteseirín proyectó para esta avenida un bulevar que contemplaba el arreglo integral de la vía, aparcamientos, amplias aceras, bancos y un quiosco. «Nos mostraron el proyecto, que era precioso, pero no se podía realizar porque no había presupuesto. Cuando llegó Juan Ignacio Zoido , con los mismos planos por delante, repitieron palabra por palabra lo que nos aseguraron los socialistas: no hay dinero. Entonces les dijimos que no queríamos un proyecto tan grandioso, tan sólo que arreglasen las calles», señala Carmen.

Años atrás, cuando el PA tenía en sus manos la batuta de la ciudad, se planeó para el barrio un arreglo de las calles, convirtiéndolas en vías de sentido único. Proyecto que también quedó varado.

Un deseo de los vecinos de Santa Clara, que suman más de 8.000, es que se destierre esa fama de «barrio rico». «Es verdad que hay una zona de chalés cuyos dueños tienen un alto nivel adquisitivo, pero igualmente hay parados, jubilados, viudos, gente que se marchó del barrio durante la crisis porque no podían afrontar el mantenimiento de la casa. Esa idea que tienen todos es la que nos ha llevado a estar así: totalmente abandonados », afirma Henriette Buxant , tesorera de la entidad vecinal, quien añade: «Sabemos que una nueva reurbanización requiere de una gran inversión, pero si se hace poco a poco, en diez años podemos tener todas las calles adecentadas».

Postes antiguos

Otra de las señales de dejadez es la forma en que discurre por sus calles el tendido eléctrico , sujetado a postes de madera . Los mismos que dejaron los norteamericanos en los años 50. «Y antes teníamos los cables de la luz y el teléfono, ahora se le ha sumado el de la fibra óptica. Además, estos cables sirven de pasarela para los roedores, que entran y salen de nuestras casas a través de ellos. Desde el Consistorio nos han dejado claro que no pueden obligar a Endesa y Telefónica a que soterren el cableado como en el resto de Sevilla. Sin embargo —considera Henriette—, esa es una muestra más de la falta de voluntad política con Santa Clara».

El botellón es también un problema para los vecinos, pues se concentra en los soportales y el patio del centro comercial de la calle Alvar Núñez Cabeza de Vaca . Sin embargo, la poca presencia policial , a juicio de la entidad vecinal, tiene como consecuencia que nunca se ataje este problema. «Hay vecinos que han llamado en muchas ocasiones a la Policía a causa del ruido, pero nunca vienen», aseguran. Respecto de esto, recuerdan que en verano, sobre todo durante las horas de la siesta, se produce un incremento de robos en las viviendas , que se evitarían, según dicen, «si volviera esa Policía de proximidad que existía antes, o al menos que haya un patrullero dando vueltas para ahuyentar a los ladrones».

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