Los diez árboles urbanos más peligrosos en los parques y jardines españoles
Elegidos para darnos sombra y oxígeno en las ciudades, su deterioro por las podas, la contaminación, la falta de espacio o las enfermedades los han debilitado en exceso
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12345678910Castaño de indias
Aesculus hippocastanum. De gran porte y belleza, especialmente cuando está en floración en primavera. Es uno de los árboles ornamentales más conocidos y populares. Desgraciadamente se adapta muy mal a los climas secos del interior, como es el de Madrid. De madera poco resistente, en junio, sus hojas se secan por una enfermedad que se conoce como la socarrina y las partes expuestas a la insolación sufren mucho en verano y se debilitan aún más.
Chopos o álamos
Populus nigra y Populus alba. De porte piramidal. Son árboles de crecimiento muy rápido pero ciclo de vida corto. Su madera, muy apreciada para hacer pasta de papel es muy poco resistente y quebradiza frente a los fuertes vientos. Sus raíces también dan problemas si está muy cerca de las edificiones.
Cedros
Cedrus libani. Son árboles espectaculares, de imponente porte vertical. No deben plantarse nunca sobre praderas regadas porque sus raíces no profundizan y se convierten en gigantes con pies de barro. Con la invasión de las cotorras argentinas, que adoran estos árboles para anidar, su degradación puede volverles muy peligrosos.
Eucaliptos
Eucalyptus camaldulensis. Originarios de Australia. Tienen gran avidez de agua y son de crecimiento muy rápido. Pueden alcanzar un gran tamaño pero su potente sistema radicular es muy sensible al ataque de los hongos. Además, acidifica el suelo a su alrededor.
Olmos siberianos
Ulmus pumila. De ramas desgarbadas y porte medio. Se trajeron para sustituir a los autóctonos, devastados por la grafiosis, pensando que eran más resistentes. Pero luego han demostrado no serlo tanto. Su ciclo de vida es corto (50 años) y sus ramas desgarbadas obligan a someterlas a podas agresivas. Además, se pudre con facilidad, lo que si coincide con el final de su ciclo, los hace peligrosos.
Palmeras
Phoenix canariensis. En la década milagrosa, en pleno boom inmobiliario de este país, se abusó hasta el infinito de ellas por la facilidad de trasplantar los ejemplares adultos. En 24 horas se podía crear un vergel de la nada y las urbanizaciones de la cuenca mediterránea se plagaron de palmeras. Ahora, el picudo rojo ha acabado con la gran mayoría de ellas. un verdadero desastre ecológico.
Plátanos de sombra
Platanus hispanica. Es el árbol urbano por excelencia. Su gran resistencia y enorme porte los hicieron idóneos para las ciudades desde hace siglos. El problema es que muchos se plantaron demasiado juntos y al crecer ponían en riesgo las fachadas, por lo que tuvieron que ser sometidos a fuertes podas que los van debilitando.
Pino piñonero
Pinus pinea. La poda de sus ramas inferiores, costumbre heredada de los antiguos romanos, hace que su centro de gravedad se eleve. Si además se plantan en praderas regadas y las raíces no profundizan, con las nevadas o el viento es fácil que vuelquen.
Falsas acacias
Sophora japonica y Robinia pseudoacacia. En el caso de la primera, su ciclo de vida es corto (entre 70 y 90 años) y su madera es débil. A lo que hay que sumar las podas a las que han sido sometidas, lo que las ha hecho aún más proclives a las pudriciones. Los hongos son también un enemigo que las vuelve muy frágiles. La pseudoacacia es más longeva, no tolera bien las podas agresivas y tiene tendencia a partirse y a sufrir ataques del hongo Armillaria mellea si hay exceso de humedad en el suelo.
Tilos
Tilia platyphyllos. De porte majestuoso y gran longevidad (pueden llegar a ser milenarios), tienen sin embargo muy mala adaptación a los climas secos. También son muy sensibles a los ataques de la araña roja.