Dos toledanos de viaje en Nepal, a salvo pero incomunicados tras el terremoto

Las familias de los toledanos Rosa Martín García y su novio Arturo García Dengra, ambos de 27 años de edad y que se encuentran de viaje en Nepal, no saben nada de ellos desde que el pasado sábado los jóvenes se pusieran en contacto con Toledo vía wifi para tranquilizarles y decirles que se encontraban bien después del terremoto que sacudió el país —especialmente su capital, Katmandú— y provocó la muerte de más de 2.500 personas, entre ellos 18 escaladores del monte Everest.

Precisamente, los jóvenes se encontraban a una jornada de uno de los campamentos base del Everest adonde se dirigían cuando se produjo el temblor de tierra, que sintieron, pero de forma suave, según ha contado a ABC el padre de Arturo, José Luis García Morales. «Ellos llamaron el sábado desde Lobuche, desde un hotel donde pudieron contratar wifi; es un pueblo que se encuentra a una jornada del campamento base al que deberían haber llegado esta mañana (por ayer)», explica el padre de Arturo.

En el momento de recibir la llamada de los jóvenes, toda la familia se encontraba reunida y con la lógica alarma tras conocer lo ocurrido, ya que el terremoto se produjo sobre las ocho de la mañana del sábado, hora española, y los jóvenes no habían llamado aún. El campamento base al que la pareja de toledanos se dirigía fue sepultado por un alud al producirse el temblor de tierra y además de los montañeros muertos también se produjeron muchos heridos.

Todo el operativo de emergencias para coordinar las acciones encaminadas al hallazgo de personas desaparecidas o incomunicadas está centralizado en la India, en Delhi concretamente, y a través de este organismo las familias de los jóvenes contactaron con el Ministerio de Defensa español, «donde tomaron nota de sus nombres y del mío, y nos dijeron que con ellos no había más españoles. Lo último que Arturo y Rosa nos dijeron es que probablemente bajarían hacia el pueblo de Periche, donde hay un hospital especializado en el mal de altura, o seguirían subiendo hasta el campamento base para echar una mano; lo que sí creemos es que se han debido desplazar desde Lobuche», señala el padre de Arturo, José Luis García Morales.

El joven es licenciado en INEF y ha hecho un curso de monitor de montaña, mientras que su novia es farmacéutica y trabaja en Talavera de la Reina. García Morales, funcionario del Estado, quiere subrayar que, además de su hijo y su novia, en la zona hay más compatriotas: «Hay más españoles en la ruta del Everest a los que hay que buscar también; no solo a los de Katmandú y el campamento base».

Las familias de los jóvenes están optimistas pero con la lógica intranquilidad que produce la falta de información. Desean que «cuenten con ellos» para el traslado del resto de españoles en avión hasta Delhi, operativo que ha puesto en marcha el Gobierno español. «Para eso tienen que estar en Katmandú y eso está lejísimos, a no ser que los trasladen en helicópteros», añade el padre de Arturo.