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Un joven nigeriano devuelve una cartera con 2.700 euros, que encontró mientras vendía pañuelos

Un joven nigeriano devuelve una cartera con 2.700 euros, que encontró mientras vendía pañuelos

Ni en invierno, ni en verano, vender pañuelos a pie de semáforo no es, precisamente, una ocupación cómoda, y aún menos si la temperatura roza los cuarenta grados. Eso es, al menos, lo que debía pensar Dom Amby Okonkwo, un joven de origen nigeriano que ayer se convirtió en protagonista de un hecho tan insólito como fue devolver una cartera extraviada en la que se guardaban casi tres mil euros, además de otros documentos.

Ocurrió durante la mañana junto al Puente de las Delicias, en la rotonda de la que arranca la carretera que va a la esclusa. En ese momento, Dom Amby y otro compatriota, Kingsley Kene Odigbo, luchaban por convencer a los conductores para que bajaran la ventanilla y atendieran su oferta de cambiarle alguno de los paquetes de pañuelos que ofertaban por unas monedas.

La mañana avanzaba calurosa cuando el joven, de 24 años, reparó en que junto al semáforo había una cartera de piel, de tamaño cuartilla, de la que sobresalían algunos papeles.

Llena de billetes

Le pudo la curiosidad, y su sorpresa no fue en sí el hallazgo, sino que aquella cartera contuviera dinero, mucho dinero; concretamente 2.700 euros repartidos en cuatro billetes de quinientos euros, ocho de cincuenta y quince de veinte, además de documentos bancarios, un talonario de cheques y un cheque ya cumplimentado por valor de otros 870 euros.

Convencido de que aquella cartera había caído de algún vehículo, Dom Amby aprovechó que poco mimutos más tarde pasaba por la zona un vehículo de la Unidad de Subsuelo de la Policía Nacional y le hizo señas para que detuvieran la marcha. Acto seguido entregó a los agentes la cartera, de cuyo contenido les advirtió Kinsley, ya que Dom Amby no habla bien español.

Ambos nigerianos explicarían más tarde que si cogieron la cartera era porque podía contener documentos importantes.

Efectivamente, la documentación contenida en la cartera era tan explícita que pronto se averiguó que correspondía a una empresa cercana, con la que la Policía se puso en contacto poco más tarde. Así se supo que el propietario de la cartera era un empleado de la misma, Fernando P.G., de 68 años, que a esa hora ya había advertido el extravío y se encontraba de camino hacia la Comisaría de Policía de la calle Betis para interponer la correspondiente denuncia. Ni tan siquiera le dio tiempo, ya que el aviso del hallazgo evitó el trámite policial.

Según dijo más tarde, por una distracción debió dejar la cartera sobre el asiento de la moto que utilizaba, de la que se le cayó apenas recorrió unos metros por la carretera de la esclusa, cerca de donde se encontraba el joven nigeriano pertrechado con sus inseparables pañuelos.

Tras la odisea, ambos nigerianos relataron más tarde a Europa Press cómo el hombre que había perdido la cartera pasó más tarde por el mismo lugar del extravío y les entregó cincuenta euros para los dos. Tras lo cual «nos diolas gracias y nos deseó mucha suerte», concluyeron.

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