«La esencia de la literatura es su desaparición»
-Para escribir sobre el alcoholismo, como usted ha escrito, ¿conviene haber sido alcohólico?
-Pues no necesariamente. De hecho escribo, por ejemplo, sobre Dublín y he estado allí sólo cinco veces.
-¿Pero lo ha puesto en práctica?
-Si me pregunta si he bebido, la respuesta es que he bebido sin excesiva moderación. Al final, era muy aburrido.
-¿Está, pues, de acuerdo con el señor Dedalus de Joyce en que la bebida «es el defecto de muchos hombres buenos»?
-No creo en los hombres plenamente buenos.
-Hasta hace una semana Sevilla ha parecido Dublín; días y días, durante casi tres meses, sin dejar de llover. ¿Nos podemos convertir los sevillanos en unos tozudos irlandeses, si esto sigue así?
-Fui hace cuatro días a Dublín y lucía un sol espléndido, lo que prueba que todo está cambiando.
-¿Por qué se hizo pasar (o no pasar) por Paul Auster?
-Escribí un librito titulado «No soy Auster». Hace unos meses me encontré a Auster en Barcelona y me dijo: «¡Ey, me han dicho que has escrito un libro que se titula No quisiera ser Auster ni espero serlo nunca porque nada me gustaría menos».
-Se tenga suerte o no, ¿«deja huella el afán», como decía Yeats?
-La deja.
-Punset publicó una ecuación matemática para la felicidad. ¿Usted se conformaría con tener algo que comer, algo que beber y alguien que le quiera?
-Salud y amor es lo estrictamente necesario.
-¿Conoce muchos escritores tan neuróticos como para contar todos los granos de arroz que hay en una paella?
-Conozco uno al menos. Carlo Emilio Gadda. Le gustaba deliberadamente romper el hilo de la trama convencional.
-¿La literatura tiende a la neurosis?
-En el arte muchas veces lo que importa es precisamente eso, la obsesión desaforada, la presencia del maniático detrás de la obra.
-¿Usted se considera neurótico?
-Soy un remanso de paz.
-Después de Shakespeare y Joyce, ¿queda algo por decir a algún escritor?
-Sí, porque se ha perdido la conciencia de las palabras (que decía Canetti) y hay que recuperarla.
-¿En literatura han muerto ya todos los grandes?
-Seguro que no.
-A Ricardo, uno de sus protagonistas de su novela, le dio un portazo en las narices Tom Waits, ¿quién se lo dio a usted? ¿Y por qué?
-Marlon Brando. Fui a reclamarle una deuda de juego.
-¿Cree que la literatura puede llegar a morir, como las personas?
-Siempre lo he dicho: La esencia de la literatura es su desaparición.
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