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Noche de rayos, truenos y centellas

El tiempo no acompañó la segunda parte del festival, pero no faltó el espectáculo

Día 14/06/2010 - 10.14h
Se venía anunciando desde hacía días. El plácido verano que venía instalándose en Madrid desde finales de mayo fue repentinamente interrumpido esta semana con un brusco bajón de las temperaturas y una generosa colección de chubascos que habían ido descargando de forma intermitente durante los últimos días.
REUTERS
Rage Against The Machine
Cypress Hill
EFE
Perry Farrell
DE SAN BERNARDO
El público se resguarda de la lluvia
DE SAN BERNARDO
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No fue precisamente el diluvio universal, y, felizmente, el único aparato eléctrico digno de reseñarse corrió a cargo de los grupos. Sin emabrgo, el ambiente era bastante desapacible al caer la tarde, lo que, unido a la endeblez del cartel (la comparación con la edición de 2008 arroja un saldo descomunalmente a favor de aquella que incluía, entre otros, a Bob Dylan, The Police o Neil Young), propició un vertiginoso bajón también en la afluencia de público.
Después de una tarde apacible en la que el escaso personal presente paseaba de un escenario a otro sin prestar demasiada atención a lo que allí sucedía, apenas eran unos pocos miles de almas los que se congregaron en torno al escenario principal cuando Cypress Hill hizo su aparición sobre las tablas, a eso de las nueve y media de la noche.
Después de un primer fin de semana marcado por una programación más que ligera y muy para todos los públicos, la edición 2010 de Rock In Río Madrid arrancaba anoche una recta final decididamente más ruidosa y metálica, seguramente más coherente y algo más consistente también; más cerca, en cualquier caso, de lo que se supone que es un festival de rock.
Tres bandas en forma
Los mayores méritos de las tres bandas que conformaban anoche el grueso de la programación no están seguramente en su presente. Tanto Cypress Hill como Jane´s Adiction y Rage Against the Machine se mostraron más o menos en forma, atacando sus respectivos repertorios con la contundencia esperada. Sin embargo, los hallazgos que en su día hicieron, aquellos que les hicieron acreedores de una enorme popularidad, no han sido demasiado bien tratados por el paso del tiempo. Ayudaron de forma decisiva, sí, a cambiar el rumbo del rock duro de los 90, pero lo suyo es más sonido y actitud que canciones, y eso hace que, cuando falla el factor sorpresa, la cosa se desinfle sobremanera. Fue rácana en tiempo y pegada la actuación de Cypress Hill. En poco más de tres cuartos de hora, los de South Gate despacharon una decena de canciones que solamente en el tramo final lograron despertar a un público escasamente impactado por el rap callejero del cuarteto. Más bien monótonos, lo cierto es que tampoco fueron ayudados por un sonido confuso.
Bastante más entretenida (aunque no mucho más que eso) fue la actuación de Jane´s Addiction, que tienen en Dave Navarro y Perry Farrell a dos genuinas estrellas de rock. Farell, una especie de dandy macarra que se pasea por el escenario abrazado a dos rubias y con una botella de Rioja en la mano, conserva magnetismo y se las sabe todas cuando está sobre un escenario. Navarro es un guitarrista punzante, habilidoso y personal, y entre ellos dos se meriendan el asunto sin despeinarse. Seguramente no hacía mucha falta, pero su rotunda actuación dejó el terreno abonado para que Rage Against The Machine se despacharan a gusto.
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