Córdoba

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«Nunca pensé que llegaría a los 53 años»

Juan uque ha aprendido a vivir con la artritis desde que tenía 10 años. Nunca se queja por muy mal que esté porque ha comprobado que eso no le alivia. Sigue al frente de la asociación para ayudar a otros a sobrellevar esta enfermedad

Día 05/07/2010
Padece artrosis reumatoide desde que tenía 10 años. A sus 53 años ha pasado por varios médicos como conejillo de Indias hasta que cayó en manos del doctor Martínez que ha logrado poner freno a una galopante artrosis que le ha dejado los pies y las manos irreconocibles. JuanLuque, que incluso da conferencias, piensa que ésta sólo es una batalla más y sale fortalecido de as derrota. Como voluntario de la Asociación de Artritis Reumatoide de Córdoba lanza esos mensajes sobre una enfermedad que hora empieza a conocerse a fondo.
Su vitalidad pese a las dificultades que le dicta su cuerpo le llevó n fin de semana a recorrer 54 kilómetros de vía verde en bicicleta con un enfermero amigo suyo. Jubilado por incapacidad total después de pasar una vida pateándose campiñas, montañas y valles, como funcionario del Instituto Geominero, uan está casado y tiene dos hijos. Aún así, saca tiempo para estar con el resto de personas afectadas por esta enfermedad que se come el tejido cartilaginoso.
De su paso por esta asociación en la que enseña a vivir con la enfermedad la mejor lección ue extrae es que, aunque lleva 43 años padeciéndola no pensaba que iba a vivir tanto. Pero, «aquí estoy» afirma ufano. El trabajo de voluntario, que le acapara gran parte del día, le atrapa como una droga. «Estoy enganchado», reconoce Juan, si no no se entendería. En la Asociación lo que pretende es difundir los avances médicos, algunas recomendaciones para llevar mejor la enfermedad. En definitiva dar el conocimiento a los familiares y a los que la padecen que «gnoraba su padre». Durante 20 años, su progenitor, que era agricultor, tenía que perder su jornal para llevarlo a los médicos sin que éstos acertaran con el diagnóstico correcto. Se sentía como un conejillo de Indias pero ahora con su fuerza de voluntad enseña a otros a vivir la vida.
Juan asegura que es capaz de reconocer en la sala de espera de la consulta del reumatólogo quién es y quién no es asociado por sus gestos. La
artrosis es un grave problema que no afecta sólo físicamente, sino mentalmente. Acudir a la asociaciónsirve, entre otras cosas, para levantar el ánimo de estos enfermos que no saben cómo va a evolucionar su dolencia. La artrosis ataca unas veces más rápido que otras, y de muy diferente manera. No hay dos artritis iguales. Ahora, Juan nota que su enfermedad está llegando a sus ojos, donde también hay cartílagos. Sin embargo, ahí sigue, en pie de guerra.
En su asociación no hace ni una sola captación de socios. Cree que cuando alguien quiere ser ayudado directamente va de motu propio.
Al resto, este voluntario les da una lección: no son discapacitados, son capaces de muchas cosas aunque con sus limitaciones. A las personas hay que admiralas por las valía que les queda.
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