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«No hay alternativa a la destrucción de 6 millones de vacunas de gripe A»

El «número dos» del Ministerio de Sanidad hace balance de un curso marcado por el recorte del gasto sanitario, la polémica ley del aborto y una pandemia de gripe A que ya es historia

Día 16/08/2010
El virus de la gripe que mantuvo en vilo a todos los países ha dejado de ser una amenaza. La Organización Mundial de la Salud (OMS) dio el martes por concluida la pandemia. Ahora los mismos gobiernos que se pelearon por hacer acopio de vacunas se deshacen de unos excedentes que ya no sirven. El recelo con el que los ciudadanos veían la nueva vacuna hizo patinar la mayoría de las campañas de vacunación en Europa. A España le tocará tirar a la basura 6 millones de dosis por las que pagó a la industria farmacéutica 42 millones de euros. Sólo tres millones de españoles se prestaron a vacunarse.
—¿No hay alternativa?
—No, no hay otra alternativa. Hace ya algunas semanas la OMS y la Agencia Europea del Medicamento recomendaron una vacuna trivalente que incorpora el virus A/H1N1, más otros dos virus de gripe que circulan. Los laboratorios ya están elaborando esa nueva vacuna y las comunidades autónomas están en el proceso de adquisición para la próxima campaña estacional. No hay otra alternativa. En invierno circularán otros virus de la gripe y debemos proteger a la población.
—¿No hubiera sido posible aprovechar los excedentes y fabricar una nueva vacuna con los nuevos virus, aunque nos obligara a dar dos pinchazos por paciente?
—Generaríamos un exceso de trabajo al personal sanitario y la vacuna es más eficaz si incluye las tres cepas conjuntas. Pero esto no es un problema exclusivo de España. El resto de países está en la misma situación. Todos comprarán una nueva vacuna de la gripe y tendrán que destruir los sobrantes de la gripe pandémica.
—¿En la misma proporción que nosotros?
—Mucho más. El resto de los países compraron vacunas para más porcentaje de población. Casi me atrevería a decir que hemos sido el único país que llegó a un acuerdo con los laboratorios para redefinir nuestras reservas de vacunas. Al principio la OMS recomendaba adquirir dos dosis por persona porque no se sabía si iba a ser necesaria una dosis de recuerdo. Nosotros reservamos esas dos dosis pero incluimos en los contratos una cláusula por la cual nos asegurábamos la devolución si eso cambiaba.
—¿Y qué ocurrirá con los antivirales, los otros medicamentos contra la gripe A?
—Mantenemos la reserva. Los primeros antivirales que se compraron con la alerta de la gripe aviar están en manos de las comunidades autónomas y todavía está vigente su caducidad. El año pasado adquirimos una nueva reserva estratégica de más de cinco millones de tratamientos y tampoco han caducado. Lo que no sabemos es si seguirán siendo válidos si aparece una nueva pandemia.
—¿Cómo se prevé la próxima campaña de gripe?
—Volvemos a las campañas tradicionales. Empezaremos en septiembre y los grupos de riesgo serán los de siempre: enfermos crónicos y mayores de 65 años. Aunque estamos pendientes de los últimos detalles. Lo que está por ver es cómo será el comportamiento de los ciudadanos después de la gripe A y si acudirán a vacunarse.
—¿No se incluirá a embarazadas y personas con obesidad, los grupos de mayor riesgo en la pandemia?
—En principio no. Pero estamos pendientes de perfilar los últimos detalles. No parece que el virus A vaya a tener la próxima temporada una mayor presencia, el B es más prevalente. —¿En qué momento de la pandemia respiraron con alivio en el Ministerio de Sanidad?
—Yo me quedé tranquilo cuando tuvimos las vacunas en nuestro poder y fuimos uno de los primeros países de Europa en recibirlas, como prometieron los laboratorios.
—¿Y el momento más crítico?
—Precisamente hace un año. A mediados de agosto, nos preocupaba saber qué ocurriría con la apertura de los colegios. Creíamos que no era necesario cerrar colegios, salvo que cambiaran los datos de la gravedad de la enfermedad. A mediados de agosto Francia decidió que si en una escuela había tres casos cerrarían los colegios. Esa noticia generó una gran preocupación en España. Tuvimos que convencer a la comunidad escolar de que no era una medida necesaria. No fue fácil. El tiempo nos dio la razón.
—También se tuvo la fortuna de que la pandemia no fue más severa.
—No debemos olvidar que en España hubo 4.000 personas en situación de gravedad y alrededor de 1.000 pasaron por una unidad de cuidados intensivos. Creo que el impacto fue menor porque los servicios de salud estaban preparados para afrontarlo. Pero es verdad que globalmente la gripe no ha tenido una incidencia grave.
—¿Se arrepienten de alguna de las decisiones tomadas?
—Creo que tuvimos una actitud muy vinculada a cómo sucedían los acontecimientos. En las mismas circunstancias hubiéramos actuado igual. De verdad lo creo. Nuestra gestión de crisis es un modelo a implantar en Europa. Compra centralizada de vacunas, criterios comunes, mismos grupos de riesgo, la misma fecha de inicio de vacunación... Ese tipo de gestión con decisiones comunes entre comunidades, que dio tranquilidad en España, debería ser el modelo a seguir en Europa.
—Trinidad Jiménez aterrizó en el Ministerio de Sanidad con la pandemia y ahora está a punto de salir.
—Bueno, todavía no sabemos si sale. Si se va, lo sentiría mucho.
—¿Qué ocurrirá con los temas de calado que quedan pendientes, como el pacto por la sostenibilidad de la sanidad?
—Tenemos un proyecto. Quien venga llevará adelante el programa del PSOE. Hay temas, como el pacto por la Sanidad, que trascienden al planteamiento partidario. Soy optimista. Creo que un tema de tanto calado no se verá afectado porque la ministra opte a la candidatura por Madrid.
—Con el paso fugaz de Bernat Soria y ahora de Trinidad Jiménez, la sensación es que Sanidad se ha convertido en un ministerio de paso.
—Mi perspectiva es otra. Yo llevo en el Ministerio seis años trabajando con todos y hemos llevado adelante el programa electoral y los compromisos que se plantean.
—¿Sería una buena idea contar con un «superministerio» que aglutine Sanidad, Política Social, Trabajo, Inmigración e Igualdad?
—No tengo opinión al respecto. Sólo son especulaciones periodísticas.
—¿Está satisfecho de la evolución de la ley del aborto y del cumplimiento de las comunidades?
—Todavía no tenemos datos oficiales. La impresión que nos transmiten los responsables de clínicas privadas concertadas es que atienden menos abortos que el año pasado. Los problemas con la Comunidad Valenciana y Murcia se van solventando. Estamos muy atentos para actuar en caso de que se produzca cualquier dificultad.
—¿Cómo manejarán la situación en Navarra?
—Navarra terminará por cumplir la ley estatal y la que ha aprobado su Parlamento. No tengo ninguna duda, pero entendemos que viene de una situación en la cual las interrupciones de embarazo no se hacían nunca.
—¿Eso significa que habrá más relajación con esta comunidad, más manga ancha?
—No, no habrá ninguna manga ancha. Le ayudaremos a cumplir la ley. No podemos pretender que aparezcan clínicas de interrupción del embarazo como por arte de magia.
—Algunos colegios de médicos han puesto en marcha un registro de objetores, ¿apoya la creación de un registro nacional?
—La mayoría de los abortos se realizan en clínicas privadas concertadas. Quien trabaja allí no tiene problemas de objeción. El listado es innecesario.
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