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Lindsay Lohan habla sobre cómo perdió el control

«Tenía 18 años, una tonelada de dinero y nadie que me pusiera límites», dice la actriz en la edición estadounidense de Vanity Fair

Día 31/08/2010 - 18.24h
«Si fuera la alcohólica que todo el mundo dice, ponerme una pulsera me habría llevado a desintoxicarme». Son las palabras de Lindsay Lohan, recordando uno de sus malos momentos por culpa del alcohol, en su enésimo intento de remontar el vuelo y lavar su imagen, después de los muchos meses de escándalos, fiestas, arrestos y cirugía estética que ha protagonizado la ex niña Disney.
Linsday Lohan abre su corazón para la edición estadounidense de la revista Vanity Fair y analiza cómo llegó a perder el control de su propia vida. «Creo que todo el mundo tiene sus propias adicciones y afortunadamente aprende a sobreponerse a ellas», dijo en la entrevista, una semana antes de entrar en prisión. Creo que mi mayor reto personal es aprender a superar el trauma que mi padre ha causado en mi vida».
A la pregunta de si toma drogas, la actriz contesta: «Nunca he abusado de medicamentos recetados. Nunca, nunca en mi vida. No lo deseo. No soy así. He admitido las cosas que he hecho, como juguetear con ciertas cosas o probar algunas cosas, porque era joven y curiosa, y pensaba 'Está bien', porque otras personas lo hacían y me lo ponían delante. Y ya he visto lo que ha pasado con mi vida como consecuencia».
Pero aunque este verano se enfrentaría a una pena de cárcel, Lohan sigue pensando que su carrera como actriz está lejos de acabar. «No me importa lo que diga la gente. Sé que soy una maldita buena actriz. Sé que en mi pasado fui joven e irresponsable... pero eso significa crecer. Aprender de tus errores».
Lohan tiene mucha confianza en sí misma y asegura que la culpa de su caída no la tiene ella. «Tenía mucha gente alrededor a la que importaba por las razones equivocadas. Muchos se aprovechaban de mí y solo me querían para ir de fiesta», dice. También achaca sus desequilibrios a la enorme responsabilidad que tuvo que asumir cuando llegó a Los Ángeles. «Tenía 18 ó 19 años, una tonelada de dinero y a nadie que me dijera que no podía hacer ciertas cosas... Veo adónde me ha llevado eso ahora, y no me gusta».
Sin nadie que realmente velara por ella (no dice nada sobre sus padres en este punto), las revistas eran su fuente de inspiración: «Veía a todas esas chicas, las Britneys y esas, y era como: 'Yo quiero ser así'.» Esta «nueva» Lindsay reconoce que eso «es triste y da miedo». Parece que todavía hay esperanza para Lohan.
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