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Aute, bajo una cálida intemperie

El cantautor presentó en Sevilla su nuevo disco, que se publicará en noviembre

GOGO LOBATO

ANDRÉS GONZÁLEZ-BARBA

Cada vez que Luis Eduardo Aute llega a Sevilla es un motivo para la celebración, sobre todo porque el viejo trovador aún arranca los aplausos de cientos de devotos de su religión. Si encima ayer presentó en el Teatro Lope de Vega, en primicia nacional, las nuevas canciones de su último disco, «Intemperie», la cosa tuvo un mayor aliciente.

Comenzó el concierto unos minutos después de la cuenta a causa de un fallo en el equipo de sonido que hacía apenas inaudible la propia voz del cantautor. Peor suerte tuvo su «hermano musical», el jerezano Fernando Polavieja, artista invitado al que le tocó lidiar con los peores astados de la noche en medio de una acústica lamentable.

Tras este percance, salieron al escenario Aute y una banda de músicos que le arroparon toda la noche como una piña, destacando la dirección musical de su lugarteniente, el guitarrista Toni Carmona. A partir de ahí, este músico se desmarcó con «Pasaba por aquí», que por fin sonó como Dios manda tras los fallos técnicos. Luego fue desgranando casi todas las canciones de su nuevo disco, «Intemperie», un nombre muy acertado si tenemos en cuenta la situación de zozobra en la que nos hallamos en estos tiempos de crisis profunda que nos ha tocado vivir. Así, los que asistieron al Lope de Vega oyeron nuevos temas por primera vez como «Atenas en llamas», canción dedicada a las revueltas griegas de mayo de 2008. También sonaron «Vía crucis» —con arreglos de órgano de iglesia—, «Intemperie» o «Volver al agua», basado en un poema escrito en verso libre.

La velada se adornó también de clásicos modernos como «Esta noche» o la magnífica «Tríptico de luces y sombras» —dedicada a Velázquez, Goya y Picasso—, y todo un principio de declaración estética en una persona que ante todo es un pintor antes que músico. Pero Aute no se entendería sin ese fino sentido del humor que hace sonreír continuamente al público a través de sus ingeniosos «poemigas» o sus comentarios delirantes. Sucesivamente sonaron clásicos como «Cine, cine» —un prodigio de canción revisada en la versión de los «Auterretratos»—, «Siento que te estoy perdiendo», «Mojándolo todo» —con las connotaciones eróticas del poema surrealista de Paul Éluard—, el tema lento «Slowly —con el que Aute quiso convertir el teatro en una gran discoteca— o «Una de dos».

Tras más de dos horas de concierto, interpretó temas inmortales como «Al alba», que lo hizo a «capella», y un popurrí con «Las cuatro y diez» y «De alguna manera» entre otras. Fue una noche en la que la cruel intemperie se nos hizo un poco más cálida gracias al talento de Aute.

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