Hazte premium Hazte premium

Cambiar, pero sin provocar un cisma

Cuenta el director de la nueva Ortografía, Salvador Gutiérrez, que algunas de las incongruencias que han tratado de solventarse ahora ya se habían tratado en ediciones tan antiguas como la de 1959. «La propia Academia lleva años sin poner tildes en el adverbio “solo” en sus obras». ¿Llegaremos a aceptar la propuesta de García Márquez cuando dijo aquello de «Jubilemos la ortografía, terror del ser humano desde la cuna: enterremos las haches rupestres, firmemos un tratado de límites entre la g y j...»? «No lo sé», responde, «pero los grandes cambios deben ser muy pensados. Si la supresión de unas tildes ha causado este revuelo, ¿qué no sería? Desde un punto de vista científico y académico, los cambios que sirvan para acercar la escritura a la pronunciación están bien vistos, pero también deben ser aceptados y no provocar un cisma».

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación