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José Montilla está decidido a quemar todos los cartuchos antes de dar la batalla de la Generalitat por perdida y ayer volvió a dar muestras de ello al anunciar lo que debería ser «el corazón» de su gobierno en caso de ganar las elecciones del 28-N. Un gobierno para el que aseguró contar con dos de los dirigentes socialistas que más han desgastado su imagen al frente del PSC, el todavía consejero de Economía, Antoni Castells, y el ex consejero de Cultura Ferran Mascarell. El primero anunció hace meses su decisión de no concurrir como candidato en las listas socialistas al Parlament, un golpe a la credibilidad de Montilla como referente también para la corriente más catalanista del socialismo catalán. El segundo ha jugado durante meses con la posibilidad de encabezar una candidatura alternativa a la del actual alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, con sectores próximos al socialismo aunque no necesariamente bendecida por el aparato del PSC.
Ejecutivo reducido
Pese a todo, siguen siendo dos de los nombres más prestigiosos del socialismo catalán, y Montilla dejó claro ayer que no está dispuesto a renunciar a ellos si gana las elecciones. No digamos utilizar sus nombres como reclamo a cuatro días de la cita con las urnas.
El presidente catalán ya avanzó el lunes que quiere formar un gobierno reducido, estructurado en cinco grandes áreas que aglutinen las catorce consejerías actuales, con pocos consejeros y directores generales de mayor rango. En ese dibujo, Castells asumiría la macro-área de Economía, integrada también por Trabajo, Industria y Comercio, y Mascarell se pondría al frente de Educación, Cultura y Universidades.
Montilla lanzó este anuncio-oferta en un mitin en Manresa (Barcelona) en el que convocó de nuevo a sus militantes y simpatizantes a un «combate contra la derecha, contra la abstención y contra la crisis» y señaló una vez más a los indecisos y abstencionistas como objetivo de sus esfuerzos para «dar la sorpresa» el próximo domingo y derrotar a Artur Mas en las urnas. «Como a la mayoría de la gente, a mi nadie me ha enchufado ni apadrinado» destacó Montilla para marcar distancias con su principal rival y dejar claro ante la audiencia que sólo él garantizar "una salida de la crisis por la izquierda".
El líder de PSC contó ayer, como secundario de lujo, con el ministro de Fomento, y hombre fuerte del PSOE, José Blanco, con el que coincidió en dar por hecho el pacto entre CiU y PP, ya sea en forma de coalición de gobierno o como apoyo en la investidura, tal y como prevén los analistas. «Yo no estoy dispuesto a pactar con el PP ni a aceptar sus votos, que nunca son gratis», advirtió Montilla para prevenir contra esa posible coalición.
Más gráfico fue el ministro de Fomento, quien recordó el reciente paso de Su Santidad el Papa por Barcelona para apuntar que, tras su cambio de postura sobre el uso de los preservativos «ahora la derecha está nerviosa, ya no tienen miedo a las relaciones de riesgo y no hay más que ver cómo hacen manitas CiU-PP por debajo de la mesa». En una intervención con la que Blanco dejó claro que el PSOE ha entendido las advertencias de Montilla sobre las preferencias convergentes por el PP, el ministro describió todos los males que caerán sobre Cataluña si la derecha catalana y española consuman ese «matrimonio de conveniencia».
«Mas coquetea con todos, pero lo suyo huele a boda de conveniencia con el PP, una boda por negocio, por el dinero. CiU quiere casarse con la gente que recorrió toda España recogiendo firmas contra el autogobierno catalán», concluyó el dirigente socialista quien auguró, pese a todas las encuestas adversas, que habrá «una sorpresa» el próximo domingo. «El lunes 29 podremos celebrar dos victorias, la de Montilla y la del Barça, porque yo soy del Atletic» aseguró.
Blanco no se sustrajo, en su paso por la campaña catalana, a hacer bandera de los traspasos cerrados por él en año y medio desde Fomento, con las Cercanías y los Regionales de Renfe a la cabeza, y saludó el desembarco de la mano derecha de Montilla en Transportes, Isaías Taboas, como la garantía de que se solucionarán los problemas en las líneas de regionales catalanas. En este contexto, destacó que el PSOE ha invertido 14.000 millones de euros en infraestructuras catalanas, el doble que los gobiernos del PP «pese a lo cual CiU votaba a favor de sus presupuestos y en contra de los nuestros». Y aseguró, en defensa de Montilla, que tras sus cuatro años al frente de la Generalitat «Cataluña es más segura, más sana y está mejor formada».
