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Fran Fernández, el concejal atascado

Apoyado en las cuotas de las guerras internas y en el respaldo personal del que goza por parte del alcalde para poder subsistir en la Plaza Nueva, el edil del PSOE acumula fracaso tras fracaso en su gestión. Y ya van...

ROCÍO RUZ

eduardo barba

Hombre de máxima confianza de Alfredo Sánchez Monteseirín, Francisco Fernández, popularmente Fran, saldrá del Ayuntamiento sevillano junto al alcalde en mayo. Como a su jefe, el aparato del PSOE le espera con la daga entre los dientes para cobrarse venganza por erigirse en su día en uno de los cabecillas del sector crítico en la capital — ahora ya menos, pues hay que labrarse el futuro — contra los postulados de la dirección. En eso está con el regidor desde el inicio. De hecho, su sorpresivo respaldo a Monteseirín en aquellas primarias con José Rodríguez de la Borbolla, entonces portavoz municipal del PSOE, le dio en 1999 la Alcaldía a su amigo, del que Fernández fue jefe de gabinete y al que Monteseirín entregó el testigo de la importancia «visual» en la gestión municipal tras salir del escenario otros como Emilio Carrilo o Alfonso Rodríguez Gómez de Celis. Pero más allá de afinidades, de apoyos y traiciones, el PSOE sevillano tiene un motivo oficial de mucho más peso para mostrarle la puerta de salida . Ahora y hace mucho tiempo: su pésima gestión.

Prácticamente todo se ha quedado en mero continente, en mensajes que no han ido más allá. Y lo que sí ha ido, ha resultado ser un desastre tal que lo que extraña es que el concejal vaya a agotar el mandato tras esa retahíla de planes penosamente ejecutados. Edil desde 2003, Fernández inició su periplo en la Plaza Nueva como responsable de seguridad y del tráfico, dejando de sus primeros cuatro años un reguero de conflictos con los sectores con los que tuvo que tratar. Desde la Policía Local se le ha señalado siempre como el culpable de que las oposiciones quedaran paralizadas y que la plantilla haya ido recortándose a causa de las jubilaciones no cubiertas —faltarían unos 250 agentes para cubrir la ratio, según los sindicatos— para acabar ofreciendo un servicio muy por debajo de lo recomendable con una tremenda precariedad de medios. Coches estropeados —¿Alguien recuerda aquel coche ponemultas que tanto costó?—, emisoras que no funcionan, falta de efectivos, horas extras que no se cobr>an... Y ahora, la grúa municipal y el vacío legal que ha llevado a los agentes a negarse a retirar vehículos. La respuesta a las demandas del sindicato (Sppme) viene siendo la misma: larga cambiada y ni una de las medidas prometidas. Así, se han producido alarmantes vacíos en meses de verano, por ejemplo, al no poder tener presencia policial mínima para la botellona , los mercadillos o el grupo contra violencia de género.

Con los bomberos la batalla ha sido similar por la asfixia a la que el Ayuntamiento ha sometido a este cuerpo, tan enfrentado a Fernández que llevó a los juzgados expedientes de adjudicaciones «a dedo» a una empresa amiga, Iturri, de material por parte de su delegación en los que la Fiscalía ha visto ya indicios de delito por saltarse la Ley de Contratos de la Administración. Las críticas hacia Fernández de estos agentes han sido muy duras, además, por los enormes agujeros en los planes de seguridad, acceso al centro para emergencias... Han protestado por las condiciones en que trabajan con originales manifestaciones, incluso en calzoncillos . No se ha aumentado el cuerpo con los efectivos necesarios, prácticamente una treintena, ni se han cubierto vacantes pese a que el delegado dijo que lo haría.

Peor incluso ha sido su enfrentamiento con los taxistas por no cumplir las promesas de luchar contra el intrusismo y, sobre todo, del rescate de licencias pactado, ya que no se han retirado en los últimos años ni la mitad de las 50 acordadas para esquivar la crisis; el motivo, el fondo donde estaba el dinero para dicho menester se quedó vacío al no haberse aplicado el plan en los años de bonanza , cuando los conductores no se acogían al ser el negocio bastante mejor. Y luego no ha habido muchas soluciones por parte del Ayuntamiento, que acordó con el sector a principios de este año, eso sí, iniciar un proceso de rescate con seis licencias, cada una de las cuales se valoró en 69.000 euros. Ese gesto de mínimos ha calmado los ánimos de los taxistas. Quizás por eso el Ayuntamiento no ha hecho nada, como denuncian las organizaciones de consumidores, con los abusos en la famosa tarifa única del taxi al aeropuerto.

La «movilidad»

Si conflictivo ha sido su periplo en cuestiones de seguridad, en lo que respecta al tráfico el suspenso de Fernández es mayúsculo. Peor es difícil. Más allá del fracaso estrepitoso con los planes para construir aparcamientos, Fernández ha pinchado prácticamente en cada proyecto emprendido . La ampliación del tranvía a San Bernardo, por ejemplo, demoró su inicio muchos meses porque no se hicieron en el plazo establecido los planes de tráfico necesarios para empezar los trabajos, haciendo peligrar Movilidad el dinero aportado por el Estado para ese trabajo, 5,7 millones englobados en el Plan 8.000. La palabra del concejal al hablar de plazos, de hecho, carece de valor alguno a estas alturas. Los lanza a los medios, los incumple, y acto seguido los replantea públicamente sin mayor problema. Es modus operandi .

Con otro plan de inversión, en esta ocasión el regional Proteja, ha acometido la delegación de Fernández otros dos proyectos «malditos», el de los dos cruces subterráneos de Bueno Monreal y de Los Arcos, de casi 6 millones de euros cada uno y en los que ha aflorado la incompetencia de su departamento. O algo más. Veremos. La cuestión es que las dos obras acumulan retrasos ya de más de un año y van a tener que acogerse a prórrogas extraordinarias que la Junta de Andalucía ha colocado en una disposición adicional de la nueva edición del plan para intentar acabar en plazo legal, cosa que está complicada. En el caso del paso de La Palmera, no se terminará el mes que viene, como se anunció, sino en el primer trimestre de 2011, un nuevo retraso que se suma al sobrecoste de 608.685 euros que acumula y que se le han inyectado al proyecto mediante modificación presupuestaria. La obra tiene un presupuesto oficial de 5,8 millones, justo en el límite para poder pasar el filtro del Proteja. Pero al poco de iniciarse, tarde, surgió el «imprevisto» en forma de tubería gigante con la que paradójicamente no se contaba pese a estar en el PGOU. Y eso trajo una subida del presupuesto inicial, claro. Solicitada por Emasesa, no obstante, según la tesis de Fernández. Algo similar ha ocurrido con el otro cruce subterráneo , el de la Avenida de Andalucía con la Ronda del Tamarguillo, con un coste también de 5,8 millones y en el que otros «imprevistos» como cables de alta tensión en el subsuelo. El caso es que apenas se ha empezado a excavar y el túnel debe estar listo en junio. Y mientras tanto, entre atraso y atraso, dos intersecciones básicas en la circulación de la ciudad permanecen semicortadas y el entorno colapsado.

Sobrecoste en Ranillas

Su currículum se ha rematado recientemente con la modificación presupuestaria de 3,3 millones de euros que el Ayuntamiento ha tenido que sacar adelante para hacer frente a la parálisis en la obra de la comisaría central de la Policía Local en los terrenos de la antigua cárcel de Ranillas. Los motivos de ese sobrecoste, además, fueron ocultados por la delegación de Fernández , que alegó un «imprevistos» concreto (que habían «encontrado» una losa de hormigón en el subsuelo) cuando en realidad existía una retahíla de errores en el proyecto que no se contemplaron, así como lo que se consideró, sorprendentemente, como «nuevas necesidades: ascensores, pantallas, acristalamiento o un salón de actos. «Canalizaciones enterradas y cimentaciones ocultas». Tres millones más. Y tan contentos. Un pozo sin fondo.

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