ENVIADA ESPECIAL A TALLÍN (ESTONIA)
Helados se quedaron los ánimos de la delegación española en Tallin, y no precisamente por la bajísima temperatura o la escasa gracia de los participantes en la gala de los Premios del Cine Europeo. El equipo de «Celda 211», capitaneado por Luis Tosar y Daniel Monzón, se volvió a España con las manos vacías «por culpa» de Roman Polanski, el gran triunfador de la noche con «El escritor». Ewan McGregor le arrebató a Tosar la estatuilla como Mejor Actor y el director franco-polaco hizo lo propio con Monzón en la categoría de Mejor Guión Original.
Un guión, el de esta 23 edición, marcado precisamente por la ausencia del cineasta, quien, ante la duda legal, prefirió quedarse en su casa, desde donde intervino vía Skype para dar las gracias a sus «amigos europeos», sin los que nada de lo que hace sería posible, según sus palabras. Polanski acaparó todos los focos con «El escritor» al llevarse seis de los siete premios a los que aspiraba: música, guión, director, diseño de producción, actor y película. Éxito que no pudieron saborear ninguno de los españoles, que se fueron de Estonia con la incertidumbre de no saber si podrían llegar a España, dada la catastrófica situación que estos días domina el panorama aéreo español.
Recuerdo a Monicelli
Mucho orden y ni un resquicio para la catástrofe o la improvisación fue lo que caracterizó una ceremonia en la que la gran familia del cine europeo se rindió ante los pies de Bruno Ganz. El actor alemán recibió de manos de Wim Wenders, presidente de la Academia Europea, el premio honorífico a toda una carrera. Honores que compartió con el compositor libanés Gabriel Yared (Contribución al Cine Mundial) e incluso con el director italiano Mario Monicelli, fallecido hace unos días y a quien se recordó con un sentido aplauso (llamativo y hasta vergonzante fue el olvido hacia Luis García Berlanga, de quien la Academia no se acordó).
Y es que parece que España no estaba en la memoria cinéfila de nuestros colegas europeos. A la decepción doble de «Celda 211» (si no hubo suerte para Luis Tosar y su gran interpretación de Malamadre, tampoco la hubo para el guión de Monzón y Jorge Guerricaechevarría, que capitularon ante Polanski y Robert Harris) se sumó la de «Planet 51» («The Illusionist» fue la más «animada»), «Io, Don Giovanni» (el diseño de producción también se lo llevó «El escritor») y «El secreto de sus ojos» (optaba a mejor película… pero en su camino se topó Polanski, una vez más). Incluso el público desvió su mirada de España y, ante la duda de darle el premio al «Ágora» de Alejandro Amenábar, se decantó por «Mr. Nobody».
Sabor agridulce
Las preferencias del jurado fueron virando de un lugar a otro del continente (salvando la zona ibérica). El «Líbano», de Samuel Maoz, se llevó el premio Discovery y el de mejor fotografía, mientras que la mejor actriz europea de este año es la francesa Sylvie Testud gracias a su papel en «Lourdes», y también en Francia se quedan el mejor montaje («Carlos») y la mejor película de animación («The Illusionist»). Solo el chileno Patricio Guzmán puso algo de acento español al subir a recibir su estatuilla al Mejor Documental por «Nostalgia de la luz». Los focos del séptimo arte europeo volverán a encenderse el próximo año en Malta, que será sede de la 24 edición de unos premios que, este año, han dejado un sabor agridulce en nuestro país.
