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inundaciones en la provincia

Lora, más del río que nunca

Miradas de cansancio, de rabia, llenas de agua, la que ven y la que inunda por segunda vez este año sus casas

Lora, más del río que nunca J.M. SERRANO VIDEO: ATLAS

m. d. alvarado

El Guadalquivir se hizo de nuevo con Lora. Llenó sus calles y abrazó sus casas, echando de ellas a muchos de sus vecinos. Lo hizo el 23 de febrero y cuando aún no se habían cumplido los diez meses volvió . Se fue de madre y lanzó sus aguas por ambos margenes en torno a unos cuatrocientos metros, tanto en la zona agrícola como en la urbana, tanto que en la Alameda, donde se pone la Feria, ni se veía la fuente y el agua cubría más allá de la cintura a los hombres que la atravesaron para rescatar a una yegua que se había quedado aislada en una finca.

Los vecinos de esta zona, del Tejar, de la del Castillo, de Al Andalus, de la urbanización la Petra (donde el nivel del arroyo Churre llegó a superar un puente y dejó aislados a sus habitantes) fueron advertidos el martes por la Policía Local de que el río venía muy cargado y que era muy probable que el agua invadiera, de nuevo sus casas. A la abuela de Manuel Jesús y Salvador, María Ruiz, la avisaron a las 7 de la tarde y decidió irse a otra vivienda en el pueblo; ayer sus nietos, bien ataviados con botas de agua, comprobaban como el agua llenaba la casa y veían, acompañados de su amigo Francisco, qué podían salvar . Mientras, su vecina, Ángeles Silva, en la escalera de acceso a su casa, decía que estaba bien, que al estar su vivienda en alto el agua no llenaba, pero eso sí, le impedía salir; habían puesto unas tablas, pero el fango las cubría y era imposible salvarlas.

Pocos metros más allá se había habilatado una carpa del 112. Junto a ella la Alameda de la Feria inundada y mirándola ojos que hablaban de cansancio y desesperación. Marcelino no se había movido de allí desde que tuvo que desalojar su casa, sita en la calle Nuestra Señora de los Dolores, perpendicular a la avenida, el martes. Cuenta que a eso de las diez y media de la mañana les avisaron de que iba a subir el agua del río, «que empezaráramos a recoger y humo» o lo que es lo mismo que cuanto antes se fueran, mejor . Algunos vecinos juntaron los electrodomésticos, la lavadora, el frigorífico... los subieron a un camión y los han llevado a un polígono. Para proteger los muebles la Policía Local les facilitó vallas para que juntando unas pocas pudieran subirlos sobre ellas. Marcelino recuerda que a eso de las cinco de la mañana el agua iba ganando terreno minuto a minuto . Mira el zócalo de la esquina de su calle, teme que lo sobrepase, porque, apunta, es la altura de las vallas y si lo supera.... adiós muebles. Sus hijos están en Brenes, con su suegra. Su hija mayor cumple hoy 11 años y no lo celebrará en su casa. La familia ya sufrió la inundación de febrero, el día 23, recuerda; aún no le ha dado tiempo a terminar la obra para arreglar los desperfectos de aquella cuando otra vez el agua lo inunda todo.

Pocos metros más adelante de la Alameda otra calle inundada. Algunas casas han colocado ladrillos con yeso de secado rápido, de un portal echan un cubo de agua... milagrosamente el taller mecánico parece que se libra del agua que circula delante de su puerta, y más adelante la zona del Castillo, la avenida Al Andalus. El río ha abierto su brazo e inunda una zona de pendiente que separa esta calle de un polígono. Hay una torre que los vecinos aseguran tiene cubiertos unos siete metros de agua . Junto a ella José Manuel y Sandra Barrera Chicote, junto a su amigo Fernando Pérez que ha venido a echarles una mano, a subir muebles, a vigilar que la arqueta desagüe el agua por la manguera y no se inunde la entrada del garaje. No se han ido. Sus padres han pasado la noche allí, no tienen miedo, recuerdan que el año pasado pasó lo mismo, pero que el agua no llegó a la acera, ayer sólo los ladrillos impedían el paso hacia su garaje. En la casa de al lado, la situación es parecida, miradas al agua...

Los miembros del Grupo de Rescate de Andalucía y el 112, que está en Lora desde el martes por la tarde, recuerdan que en febrero el río no volvió a su cauce hasta pasados tres o cuatro días . Los datos apuntan a que la situación del río se estabiliza. En el pueblo, la culpa no se la echan al cielo, más bien a los pantanos y a la nueva carretera a Peñaflor que, dicen, hace tapón e inunda Lora, del Río, más que nunca.

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