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Pedrero, el mejor Sancho

En 2010 fue el mejor español en el Dakar de motos. Hoy es el salvador de Coma. Son 94 kilos de poderío. Y cómo ronca

Día 09/01/2011
Joan Pedrero levanta el pulgar. Su jefe, Marc Coma, es líder y él es su mejor escudero técnico. Y médico
Verle dormir da miedo. Tumbado en el campamento, sus 94 kilos y sus 193 centímetros hacen dudar que sea piloto. Parece un boxeador descansando. Dicen que cuando ronca, ronca de verdad. Cuando se levanta, observarle cómo desayuna te deja boquiabierto. Y al montarse sobre la moto, la visión que ofrece es un tanque de poderío a lomos de una máquina de 450 c.c. Es todo potencia. Un portento físico. Su resistencia y su energía transmiten ilusión a Marc Coma. Se llama Joan Pedrero García (Canet de Mar, 27-2-78) y es el mejor escudero que puede tener un aspirante a la victoria en el Dakar.
Pedrero cumple el lema de los triunfadores: detrás de un gran campeón siempre hay un gran ayudante. Marc busca su tercera corona junto a un «Sancho Panza» que muchos desearían tener. Joan dejó en segundo plano sus opciones de quedar entre los ocho primeros del rally más importante del mundo con tal de apoyar a Coma en su intento de reconquistar el trono perdido hace un año por culpa de aquel neumático cambiado ilegalmente. Es de agradecer. Porque Pedrero fue el mejor español en la edición 2010. Quedó en décima posición con una moto privada . Su inmediato superior ha hecho como Lance Armstrong en ciclismo: ficha a un profesional excelente para que le saque del arenal en los momentos críticos.
Marc eligió bien. El día de Reyes sufrió una dura caída que le afectó a una muñeca. Rompió el radiador. La KTM, además, perdía aceite. Pero allí estaba Joan. Preparado para, en un momento dado, entregar su máquina al número uno y retirarse del rally. El campeón no lo permitió. Quedarse sin Pedrero era un peligro. El «aguador», como le llaman los franceses, es su sombra. Rueda cerca de él. Será necesario hasta el final. En esa etapa de los Magos, el 6 de enero, Marc tuvo que detenerse de nuevo para arreglar la moto y continuó en carrera con su propia KTM. Allí estaba Joan. Y los dos detuvieron después para ayudar a Olivier Panis, que estaba inconsciente en la arena. El aspirante perdió once minutos, que la organización le devolvió, mientras Pedrero se quedaba con el francés, desfallecido, hasta que llegó el helicóptero. Era el «mochilero» de todos. Luego, rodó más rápido que nadie para acercarse lo más posible a su jefe.
Hay que saber descansar
«Para mí, el Dakar siempre es un desafío físico —subraya el ídolo de Canet de Mar—. Cuando más duro, mejor para mis condiciones». Aunque ahora debe pensar por dos. Sujetar a su líder hasta la victoria es el reto.
En su pueblo vibran con él. En el Dakar 2010, su prima Elvira escribió sus andanzas en un blog municipal. Competir con montura privada y ser décimo era una heroicidad. Hoy trabaja en la sombra. Ahora llega lo más duro, el desierto de Atacama. Pedrero espera ayudar a su jefe en el terreno más seco del mundo. Despres, el gran adversario del campeón español, sabe que hay otro enemigo. Ese «Sancho» no ve gigantes, sino molinos de viento. Tiene la cabeza bien amueblada. No se asusta. Y cuando duerme, ronca como nadie. Sabe descansar. Algunos nunca aprendieron.
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