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La indemnización

Se habla de que pueden ser en torno a 300 millones de euros lo que va a reclamar la empresa Balaña por el perjuicio que le va a suponer no poder seguir utilizando la plaza de toros Monumental para el fin que fue concebida hace un siglo

Día 11/01/2011 - 10.14h
El ya molt honorable president Artur Mas se ha quejado de cómo se ha encontrado las arcas de la Generalitat. Con telarañas, con una deuda que ni se imaginaba. Bueno eso de que no creía que era tanto suena un poco a sobreactuación, pues a nadie se le escapa cuál podía ser la situación económica real en que ha quedado Cataluña tras el paso de los dos tripartitos.
Tan sólo unas semanas antes de las elecciones, el Govern de Montilla emitió aquellos bonos patrióticos. Más de dos mil millones de euros colocados fácilmente con un interés de casi el cinco por ciento, que tendrá que afrontar el nuevo Ejecutivo catalán. Y sorpresas como ésta se debe llevar el ahora ocupante de la Plaza de Sant Jaume día sí y otro también. Y a todo lo que tendrá que hacer frente la Generalitat para enjugar las deudas se sumará este año la indemnización que deberá pagar al entramado taurino, con el propietario de la Monumental a la cabeza, por la prohibición de las corridas de toros aprobada en el Parlament el pasado mes de julio. Claro, que esto ya se lo podía imaginar Artur Mas, pues de su grupo salieron votos más que suficientes para oficializar la abolición.
Se habla de que pueden ser en torno a 300 millones de euros lo que va a reclamar la empresa Balaña por el perjuicio que le va a suponer no poder seguir utilizando la plaza de toros Monumental para el fin que fue concebida hace un siglo. Balaña, una empresa propietaria del coso barcelonés desde la década de los años veinte, tiene derecho a ese dinero que en tiempos de crisis y tal y como están las cosas no es nada desdeñable y cuyo desembolso minará todavía más las arcas de la Administración catalana.
Caro precio esa cantidad mareante para que al final no se celebren poco más de una docena de corridas de toros. Pueden ser los festejos más caros de la historia esos que no van a celebrarse en Barcelona a partir del año próximo si antes el Tribunal Constitucional no resuelve lo contrario.
Algunos economistas han cifrado en 400 millones de euros el impacto económico que puede significar la desaparición de las corridas de toros del territorio catalán. Ahí estarían también incluidos los derechos de toreros, ganaderos, personal de plaza... Si no hay conflicto administrativo a la hora de hacer una valoración oficial y real, podemos hablar de una millonada quizás inasumible en estos momentos. Estamos ya ante la indemnización por la Monumental, terribles palabras ahora para los gestores recién llegados a la Generalitat.
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