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«Se empieza con estas recetas y se termina pagando por ir al médico»

Salt (Gerona) puso ayer en marcha el sistema de factura en la sombra para que se sepa el precio de los tratamientos recetados

ESTHER ARMORA

SALT (GERONA)

Antidepresivos, gel para combatir el eccema, relajantes musculares.... El «pack» terapéutico que durante un año deberá tomar María del Carmen Lloveras, de 62 años y sin trabajo, le costaría casi 300 euros —un total de 272,57— si la sanidad pública no le costeara el 40% del tratamiento. Ella, como muchos otros pacientes de Salt (Gerona), puso ayer por primera vez cifras a su tratamiento, que lleva años recibiendo. «He pasado por una época muy complicada. Han sido casi once años cuidando a mi madre enferma de Alzhéimer y eso me ha traído muchas secuelas», explica a este diario tras abandonar la consulta de su médico de cabecera. A esta gerundense, que durante mucho tiempo trabajó de administrativa en una empresa, le parece «justo» que la gente sepa cuánto cuestan las cosas realmente.

«Es la única forma de que se valoren», apunta, y recuerda la cantidad de pacientes «sobre todo personas mayores» que «tienen auténticos arsenales en sus botiquines». «Si sabes el precio de lo que te estás tomando tienes mucho más en cuenta la fecha de caducidad y procuras acumular sólo lo que necesitas», asegura en declaraciones a ABC.

«Pensé que era más barato»

A escasos metros de ella, Angelina López, de 77 años, no quita ojo a la factura que le ha entregado el doctor. «Caramba, pensé que esto era más baratito», afirma señalando el montante que supone sólo un mes de fármacos. Asciende a 1.137,35 euros, aunque a ella, por estar jubilada, le sale a coste cero. «Sólo faltaba que lo pagara he trabajado 22 años», apunta indignada. Esta andaluza afincada en Salt lleva tiempo medicándose para la hipertensión, el estómago, el colesterol.... «Son males de mayores», declara con un gesto de complicidad.

Respecto a la efectividad de la medida, se muestra escéptica. «No sé, me da igual si lo ponen o no lo ponen. Si lo hacen será porque creen que es mejor», añade. Su caso es el de otros muchos pacientes crónicos que acumulan medicamentos caducados. Tanto ella como el resto de pacientes del ambulatorio de Salt (Gerona) a los que ayer les entregaron los planes de medicación, que forman parte de la receta electrónica, con el coste real de los medicamentos —el precio que paga por ellos la sanidad pública— son conscientes de que la medida sólo tiene valor pedagógico. Pese a tenerlo claro, algunos lo ven con desconfianza: «Se empieza así y luego te cobran las visitas al médico», apunta Angelina.

El documento entregado ayer a los pacientes de los 22 ambulatorios de Gerona ofrece información detallada del coste total de los fármacos que debe tomar el paciente durante todo el tiempo de tratamiento, así como de la aportación monetaria específica que realiza éste, a menos que sea pensionista y los reciba gratis.

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