Hazte premium Hazte premium

RAMÓN JESÚS, PINTOR

«En Arco hay arte y tomaduras de pelo»

Dice que es más dibujante que pintor. Su vida ha sido una permanente aventura. Vivió en Ibiza cuando no habían llegado los hippies y ahora, entre cuadro y cuadro, planea vivir en Andalucía

MARTA CARRASCO

Ramón Jesús es un hombre jovial, con el ánimo de aquel joven que aún sigue viviendo en Ibiza, o en el Ampurdán, como hasta ahora, aunque su carnet de identidad diga que tiene setenta y un años.

Es pintor, escultor, ha diseñado telas y ha hecho cientos de oficios porque confiesa que, «no siempre he podido comer de la pintura». Es un artista atípico, de formación autodidacta en su mayoría. «Mi abuelo era el director de la Orquesta de Barcelona y del Liceo, Ramón Bonell. Un día me oyó tocar el piano y me dijo: si cierras el piano y me das la llave, te pago los estudios que quieras».

Ese sentido práctico del humor preside su vida, una existencia que le ha llevado a vivir en Ibiza, «cuando no había hippies, o a vivir cada cinco o seis años en un lugar, «ahora me he pasado en dos mi cupo y busco instalarme en Andalucía», afirma.

Su pintura, obras de gran tamaño en la mayoría de las ocasiones, se desarrolla entre el mundo del deporte y de la tauromaquia. Ha editado carpetas sobre Polo y ha realizado un gran mural para el Real Club de Polo de Barcelona. «También he hecho carpetas sobre gitanos en caló, y sobre saharauis con textos de Alberto Vázquez Figueroa». Sus catálogos son prologados por personas como Joan Manuel Serrat y ha pintado carteles y cuadros sobre tauromaquia, «pero jamás aparece el toro porque al toro cada uno se lo imagina como quiere». Es amigo de toreros y ha viajado con ellos, «aunque es un tema que está tocado de muerte por todos sitios. Cuando estos payasos lo han prohibido en Cataluña la gente no iba a los toros y se lo han cargado los propios responsables».

Nunca ha participado en Arco que se inaugura mañana, «mi pintura no es para Arco, pero sí la de mi hijo Marc Jesús quien ostenta el récord de ventas entre esculturas y dibujos con casi un centenar de obras. Aquel año, hace quince, lo viví muy bien. En Arco hay arte pero también hay verdaderas tomaduras de pelo. Hay cosas que te las puedes tomar en serio y otras, no».

Dice que el sentido del arte se lo enseñó Antonio Gades en una fría madrugada en Roma, «se remangó la chaqueta y comenzó a girar y zapatear. Nadie sabía quien era, y a todos se nos erizó el pelo. Me dijo: Ramón, cuando pintes hazlo con emoción. Esto es el arte, transmitir lo que tienes».

Le gustan pintores como Antonio López, «creo que es un artesano por su técnica, pero no por la emoción», y prefiere artistas como Barceló, a quien conoció de niño. «Un día Miquel me recordó que él me tocaba las pinturas cuando yo trabajaba allí en Mallorca. Entonces recordé aquel chaval». Se considera un «dibujante que pinta y no tengo mérito, he nacido así. Estudié en Lyon pero ni recogí el título», dice este artista emparentado con Ramón Llull y Amadeo Vives y que prepara en estos momentos una escultura para la sede del Comité Olímpico Internacional en Laussane.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación