Tras declararse «no culplable» de la acusación del robo de una gargantilla valorada en 2.500 dólares, Lindsay Lohan se quedó sin celebración durante la noche de los Oscar. La actriz pretendía acceder a la fiesta en la mansión de Guy Oseary, pero Madonna y Demi Moore le denegaron el paso. Su conducta le pasa factura.