Toros

Toros

Rafael Moneo: «Me encantaría proyectar una plaza de toros»

El famoso arquitecto pronunciará el Pregón Taurino en la Maestranza de Sevilla el Domingo de Resurrección

Día 06/03/2011 - 17.59h

En el mundo entero se le reconoce como uno de los más importantes arquitectos actuales. Menos conocida, sin embargo, es su afición a los toros: el próximo Domingo de Resurrección, Rafael Moneo va a pronunciar en Sevilla el tradicional Pregón Taurino, que organiza la Real Maestranza de Caballería. Con este motivo, charlo con él, para ABC.

—Alguien que ha trabajado en Dinamarca, en Los Ángeles, en Harvard, no es precisamente un castizo. Pero te gustan los toros.

—No hace falta ser un castizo para que a uno le guste la Fiesta. Tú lo sabes de sobra. Yo nací en Tudela y, allí, desde que era niño, el toro estaba muy presente. Como tantos niños, yo jugaba a los toros y estaba interesado por los encierros.

—¿Llegaste a correrlos, alguna vez?

—¡Por supuesto! En mi pueblo, entonces, se corrían vacas: los jóvenes pasábamos miedo y disfrutábamos, venciéndolo. Sufrí alguna voltereta, en los encierros de Cascante. También los corrí en Pamplona, desde los 17 años a los 25.

—¿Ibas también a las corridas?

—Sí: recuerdo haber visto torear a Manolete, en Tudela y en Huesca. Entonces esto era normal, no suponía ninguna singularidad ni compromiso ideológico.

—¿Te consideras aficionado?

—He mantenido siempre la afición, el interés por la Fiesta, pero no de asistir muchas tardes. He ido a los toros, sobre todo, en San Fermín y en San Isidro, con amigos; también, cuando seguía a algún diestro que me interesaba especialmente.

—¿Cuáles han sido esos toreros?

—Antonio Ordóñez, por la suavidad, la naturalidad, el temple; Paco Camino, por el mando; Antoñete, por el sentido de las distancias, algo tan importante para un arquitecto; ahora, José Tomás, por la sensación que transmite de estar solo con el toro, olvidándose del público.

—La Tauromaquia tiene que ver con la arquitectura: también es un arte.

—Creo que sí: sobre la base de una técnica, de una destreza en el oficio, permite una expresión personal.

—Y aspira a crear belleza.

—Eso es más complejo: no se trata sólo del respeto a un canon, sino de la búsqueda de una plenitud, de un momento en que coincidan plenamente los placeres sensuales y mentales, permitiendo salir a otras vías...

—Eugenio d'Ors aplicaba a los toros los tres estilos de la arquitectura griega: el dórico, de extrema severidad, con Manolete; el corintio, en toreros con muchos adornos; el jónico, de equilibrio clásico, con Domingo Ortega. ¿Crees que se puede hablar de estos estilos en el toreo?

—¿Por qué no? Ahora, José Tomás estaría más cerca del dórico. Lo de Domingo Ortega me parece adecuado, pero también se podría pensar en el estilo jónico del toreo rondeño, o de Luis Miguel, por su dominio...

—Como Académico de Bellas Artes, ¿no crees que la Tauromaquia merece un puesto en esa Academia?

—No creo que los toros necesiten de la Academia. Está bien que vivan en su propio ámbito, sin una institucionalización que poco les aportaría.

—¿Qué opinas de la prohibición de los toros en Cataluña?

—Me apena, porque tengo allí tantos amigos catalanes a los que les gusta la Fiesta. Yo mismo he disfrutado más de una vez, con una buena corrida, en la Plaza de Barcelona. Supongo que esa prohibición tiene que ver sobre todo con el esfuerzo, estimulado por los políticos, por establecer diferencias. Pero espero que tampoco esta prohibición sea irreversible: hay muy pocas cosas irreversibles en el mundo. El futuro no nos pertenece y eso me parece muy sano.

—En 1967, tú participaste en la restauración de la Plaza de Toros de Pamplona.

—Fue una tarea que hice con especial cariño. La única forma de darle más capacidad a esta Plaza, de hormigón, era «coronarla», en todo el sentido de la palabra. Por eso, planteé una corona o remate para crear un deambulatorio por el corredor alto. Otros cosos no lo tienen. En una Plaza de Toros, es fundamental el modo en que un espectador accede a su localidad.

—También realizaste un hermoso cartel para San Fermín, en el año 2009: una acuarela, basada en una fotografía, que expresaba la sensación del movimiento, en la carrera de los mozos.

[—Eso significó volver un poco a mi afición juvenil por la pintura. Quería mostrar una corriente humana que vive una sensación muy fuerte: en el encierro, se utiliza la puerta de la Plaza de un modo peculiar; una vez dentro, vuelve a ser una Fiesta del individuo. He recordado lo que decía Oteiza: en una obra coral, muy dinámica, los vacíos son tan importantes como los llenos.

—Las Plazas condicionan en gran medida el espectáculo de la Tauromaquia.

—¡Sin la menor duda! Las Plazas han contribuido de modo esencial a definir lo que es la Fiesta: las dimensiones, la cercanía al ruedo, la visibilidad, la luz. (Yo no entiendo las Plazas cubiertas). Es crucial, también, su relación monumental con la ciudad.

—Eso se advierte con especial claridad en la Maestranza de Sevilla.

—La Maestranza es una Plaza extraordinaria y los que acudimos a ella, el Domingo de Resurrección, somos afortunados por participar en un día excepcional. En pocas ciudades en el mundo se siente, como en Sevilla, la sensación de vivir públicamente, de compartir tanto la vida de una ciudad. De todo ello trataré en mi Pregón, sin duda.

—El Pregón es un género peculiar: ¿es el primero que vas a dar?

—No, el segundo: ya di uno en mi tierra. Sé que tiene sus condicionantes pero, en todo caso, yo debo decir mi propia palabra.

—Es decir, llevar el toro a tu terreno.

—Algo así...

—Para acabar: tú has diseñado museos, auditorios, estaciones, una catedral... ¿Aceptarías proyectar una Plaza de Toros?

—¡Me encantaría!

—Pero la tuya no sería mudéjar.

—No, no sería mudéjar.

Ahí queda la idea: ¡a ver quién recoge el guante!

Búsquedas relacionadas
  • Compartir
  • mas
  • Imprimir
publicidad
Consulta toda la programación de TV programacion de TV La Guía TV

Comentarios:

Sigue abcdesevilla en...

Lo ?ltimo...

Copyright © ABC Periódico Electrónico S.L.U.