gota a gota
Lo que importa
De los cultos de este fin de semana ha destacado sin duda el del Nazareno del Valle y este besamanos de la Soledad de San Lorenzo que apareció en su Capilla bajo el palio de traslado de la Soledad de Alcalá del Río. Así, cuando la Virgen fue la pionera en salir bajo palio, estaría la Soledad en el siglo XVII. Es de agradecer que nos lo hayan enseñado

Este era un buen domingo para hablar de la luz que llega, de los pulsos que se paran, de la inminencia del gozo, del aire de marzo, del parto de los naranjos, de la ceniza que espera, de la túnica de aguarda, del altar que se eleva, del incienso que avasalla, de las cinco semanas y media de plenitud que el cofrade, el capillita o el amante estacional de la Semana Santa están a punto de empezar a vivir si es que no lo han hecho ya. En tres días llega el miércoles de ceniza que por cierto este año es el más tardío desde 1943, cuando cayó en 10 de marzo, un día después que el 9 de marzo de este año. En tres días llega el tiempo que tanto se ansía. Era sin duda un buen domingo para mirar por encima del calendario a la Semana Santa y aventurar cómo será ; si la última de Loreto en la Sentencia, si la primera de Pasión y Muerte con nazarenos, si la del cambio de orden en el Jueves Santo, si la primera de las Setas de la Encarnación con tribuna para sillas incluida... Obviamente también era un buen domingo para auscultar una cuaresma que ya se ha bautizado como aburrida por los amantes de las emociones fuertes, desactivada ya la polémica de la mujer nazarena o la de la Resurrección, o la del cambio de carrera oficial lo mejor que nos queda es volver la vista atrás cuando una emoción fuerte era contemplar las convocatorias pegadas o ir a buscar estampas a los besamanos.
Si nos pusiéramos a escribir de todo esto que se ha apuntado, quizá le estuviéramos dando importancia a la guarnición de la cuaresma que a veces embota las cosas que deben ser importantes por encima de las urgentes. Y esta semana pasa una cosa en Sevilla que puede dar la medida de lo que en realidad es la grey de la Semana Santa. El viernes sale a la calle un Viacrucis que pretende recordar los orígenes de la celebración. No habrá imágenes, ni pitos, ni niños vestidos de librea. Saldrá simplemente una cruz desnuda acompañada del Icono de María. Se convoca con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud que presidirá el Papa en agosto. Y se ha hecho un llamamiento especial a los jóvenes para que recuerden la Pasión de Cristo a una sociedad que le da la espalda al sufrimiento . Si una celebración, la Semana Santa, que congrega a miles y miles de jóvenes como músicos, costaleros, acólitos, juglares o aspirantes a dirigentes no consigue aportar a ese Viacrucis un torrente de participantes, si acuden mayoritariamente jóvenes de otros carismas o movimientos religiosos, la cuaresma que se asoma será igual de bella que siempre, tendrá la misma poesía de todos los años, pero crecerá como algo hueco, vacío y casi sin sentido. Feliz Cuaresma. Que cada uno la viva a su manera. Pero que la viva, no que la desperdicie.
El Personaje: Benedicto XVI
¿La última cena fue el Martes Santo?
El viernes primero de cuaresma, se publica el segundo tomo de la historia de Jesús de Nazareth que ha escrito el Papa Ratzinger. «El Santo Padre exculpa a los judíos de la muerte de Jesús». Este ha sido el titular más difundido del avance de la publicación. No es para menos. Pero hay otro dato que a nosotros nos interesa más. El Papa hace suya la interpretación del evangelio de San Juan según el cual la muerte de Jesús no fue el viernes sino el jueves y la última cena el martes convertido en miércoles a la caída de la noche. Esa cena no sería la Pascual sino una reunión amistosa entre Jesús y sus discípulos. ¿Ustedes se imaginan lo que sería adecuar la liturgia a lo que parece más cerca de la realidad? ¿Adelantamos la Semana Santa y empezamos dos días antes? Fíjense las vísperas como se pondrían: locas de contentas. ¿Y el Resucitado? ¿Podría salir al anochecer del sábado porque ya sería Domingo de Resurrección? Interesante esta reflexión ratzingeriana aunque volvería loca a la Semana Santa.
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