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CARTAS AL DIRECTOR

Día 11/04/2011

Procesión atea el Jueves Santo

La «procesión atea» convocada para el Jueves Santo en el madrileño barrio de Lavapiés y que seguirá los pasos de Jesús El Pobre y del Gran Poder ya está generando sus controversias. Por un lado, se encuentra la nueva delegada del Gobierno en Madrid, María Dolores Carrión, quien ha definido esta procesión atea como una manifestación festiva y no provocativa y, por otro, el Ayuntamiento de Madrid, quien ha considerado que la convocatoria no es un acto festivo y que implica un alto riesgo de provocación al odio y a la violencia por motivos referentes a las creencias religiosas.

Teniendo en cuenta que el propósito del colectivo que la organiza, Ateos en Lucha, es hacer daño en las creencias de la gente católica, se debería prohibir la manifestación, ya que va en contra de la libertad religiosa y de esta forma evitaríamos reavivar el rescoldo de la quema de iglesias y de la persecución a los católicos y a los religiosos en general, vivido en la Guerra Civil por el odio a la religión o la creencia religiosa.

SARA BARTUAL

VALENCIA

Un pregón de «bandera»

No tengo palabras para comenzar, aún con la emoción de ver ese teatro Cervantes «abarrotado» y de pleno en pie, bajo una lluvia de pétalos, en el que nuestro actor e hijo predilecto de Málaga, Antonio Banderas, nos ha dado un pregón distinto, vivo y personal, dando a la vez un testimonio de su fe. Desde la noche del sábado 9 de abril del 2011 ya ha hecho historia como pregonero de la Semana Santa de Málaga, su ciudad natal, la que a tanta honra lleva por todo el mundo.

Nadie mejor que Antonio podía escenificar el papel de pregonero, cofrade —desde los siete años— y malagueño, un actor como él, que ha sabido interpretar con maestría un guión que ha escrito con el relato de varios personajes que, de una forma u otra, parte en los desfiles procesionales de nuestras calles malagueñas.

No ha podido evitar las lágrimas, porque lo que ha escrito, lo que nos ha ofrecido, iba impregnado sobre todo de sus diálogos íntimos con el Señor y su Madre Santísima en cada uno de los titulares de las hermandades de nuestra ciudad.

Enhorabuena, Antonio, porque has sabido introducirnos —incluso hasta a los que no somos cofrades— en la Semana Santa, y sin olvidarte de valorar la vida de cada persona, sea como sea y lo que sea, dejando claro que todos somos iguales ante Dios.

ELENA BAEZA

MÁLAGA

Los mayores y Teruel

A los que ya hemos cruzado esa fina línea de los sesenta años nos pasa lo mismo que a Teruel: existimos, pero todo el mundo nos ignora, somos totalmente invisibles al resto de la sociedad y, al parecer, somos el único estamento al que nadie representa, pero al que según dicen todos cuidan y miman. Hemos pasado de los históricos consejos de ancianos, o de sabios, diría yo, a los estereotipos más gratuitos con que nos obsequia la sociedad actual: abuelos-niñera, mirones de obras públicas, «okupas» de las consultas de la Seguridad Social, turistas del Imserso, bingueros de centros de mayores, etcétera. Como si fuésemos niños, todo siempre bajo la tutela de la sociedad, dirigida por «jóvenes» que dicen saber nuestras necesidades… Ganas dan de decirles que tutelen a su señor padre, pero, claro, también somos eso. Creo que ya va siendo hora de que los mayores, que somos el 20 por ciento de la población de este país, estemos representados como otras minorías, como homosexuales, inmigrantes, travestis, etcétera, y en la proporción adecuada. Los mayores de este siglo, hemos llegado a esta edad en unas inmejorables condiciones de salud, preparación, vigor y expectativas de vida, muy por encima de nuestros antecesores, y tenemos el derecho de seguir aportando a nuestra sociedad y de seguir creciendo individualmente. Merecemos que nos tutelen mayores que nos representen, y que aparezcan en las «listas», que a veces parecen «tontas», de todos los partidos, gente mayor designada por nosotros y no gente de edad aferrada a la poltrona, que es lo usual… El mayor déficit de este país es el sentido común, que, como dicen algunos, no es el más común de los sentidos, y de eso los mayores vamos sobrados.

EDUARDO GONZALO UGARTE

MADRID

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