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feria de abril

El Juli, Puerta del Príncipe

Hoy no ha sido la tarde de Ponce ni de Cayetano: el poderío de El Juli los ha borrado

El Juli, Puerta del Príncipe FELIPE GUZMÁN

andrés amorós

Sin más retóricas, la noticia son esas cinco palabras: El Juli, Puerta del Príncipe. Merecidamente. Pedida unánimemente por la afición sevillana, que se le ha entregado sin reparos. Una tarde en la que el diestro madrileño ha mostrado en plenitud sus virtudes taurinas: el dominio, la seguridad, la ambición. ¡Qué belleza contemplar ese momento en que un torero cumple los sueños de toda su vida! Sale hoy en hombros El Juli por esa Puerta de belleza única, de cara al río, mientras el gentío le aclama y, justo en ese instante, caen las gotas de lluvia que han estado amenazando toda la tarde.

Los toros de Garcigrande, los «domecqs de Salamanca», han propiciado el triunfo. ( Hace pocos días, El Juli indultó uno de la ganadería en Arles ). Están justos de edad y presentación: los tres primeros, nacidos en el 2007, lo que tradicionalmente se ha llamado «utreros adelantados». Algunos son terciados, pero casi todos se han movido, han obedecido a la muleta: buen triunfo de la ganadería salmantina.

Hoy no ha sido la tarde de Ponce ni de Cayetano: el poderío de El Juli los ha borrado. He recordado el método histórico de las generaciones, traído a España por Ortega (don José, no don Domingo) . En cada momento, conviven tres generaciones: los que ostentan el poder; los más mayores, que intentan mantenerlo; los más jóvenes, que pretenden arrebatárselo. Es una buena descripción del cartel de hoy: Ponce toma la alternativa ocho años antes que el Juli; Cayetano, ocho años después que Julián. El comportamiento de los tres diestros responde claramente a este esquema.

Hoy no ha sido la tarde de Ponce ni de Cayetano

La trayectoria de Ponce es única en la historia de la Tauromaquia. Ahora está, inevitablemente, en una fase final, que puede durar varios años. Se ha apuntado sólo a una tarde en esta Feria . Creo que se equivoca, apostando todo a una sola carta.

Su primero hace sonar el estribo, huye, mansea, corta el viaje en banderillas. Enrique, que brinda al doctor Vila, se ocupa de la lidia, lo soba mucho, le enseña a embestir: siempre pulcro, fácil, sabio... pero falta la alegría del toro bravo. Sólo al final consigue enroscárselo un par de veces a la cintura. No se estrecha al matar.

El cuarto se duerme en el caballo , galopa en banderillas, es exigente. Ponce lo muletea con pulcritud pero el toro se desfonda (acabará, rajado, en tablas). La faena no levanta el vuelo y la gente se impacienta. Tampoco mata con acierto. ¿No lamenta ahora no haber firmado otra tarde?

Cayetano sigue suscitando dudas, la afición se plantea —dicho en términos de la pedagogía actual— si «progresa adecuadamente».

No ha comenzado bien la temporada. Hoy hace el esfuerzo pero tampoco logra brillar. En el tercero, que no plantea grandes problemas, se queda quieto, en las verónicas: muletea por alto, logra algún cambio de mano estético, pero manda poco, el toro tropieza las telas y surgen pititos . Queda la impresión de que pudo haber hecho más.

No mejora la cosa en el sexto, que empuja bien al caballo. Inicia la faena con estatuarios. Pasa apuros en el remate de los derechazos. Alterna momentos de estética con dificultades porque no logra imponer su dominio. Hay, otra vez, división de opiniones.

El Juli, en cambio, está en el momento de la plenitud, de la feliz madurez, sin que eso suponga de ningún modo conformismo. El segundo es huído pero se mueve mucho. Julián se queda quieto, replica con excelentes verónicas de manos bajas al intento de quite de Cayetano. Brinda a Juan Pedro Domecq hijo. La faena es completa, redonda: en el centro del ruedo, adelanta la muleta, engancha al toro, manda, vacía por completo la embestida. Por la izquierda parece que el toro no quiere pero Julián acaba también imponiéndose, con dominio total. La muerte espectacular del toro pone en sus manos dos orejas, pedidas clamorosamente por toda la Plaza.

Pica bien al quinto Diego Ortiz y aguanta, en banderillas, el Niño de Leganés. El toro, pronto pero justo de fuerzas, tiene sus dificultades. Julián, segurísimo, lo domina, liga los muletazos, improvisa, emociona con los cambios de mano. ¡Y suena al fondo la maravilla de «Suspiros de España»! Pincha arriba, saliendo trompicado, y logra la estocada . Nadie le negaría la orejaa que le permite salir por la Puerta del Príncipe: de cara al río, de cara a la gloria. Se ha coronado en el Arenal de Sevilla, en el histórico coso del Baratillo. No olvidará esta tarde. Ni nosotros.

REAL MAESTRANZA DE SEVILLA.

Viernes, 29 de abril de 2011. LLeno. Seis toros de Garcigrande, muy colaboradores; varios, aplaudidos en el arrastre.

ENRIQUE PONCE, de purísima y oro, pinchazo, metisaca y estocada baja (aviso, silencio). En el cuarto, pinchazo, media y descabello (silencio).

EL JULI, de naranja y oro, estocada (dos orejas). En el quinto, pinchazo y estocada (oreja. Sale en hombros por la Puerta del Príncipe).

CAYETANO, de espuma de mar y oro, estocada (silencio). En el sexto, dos pinchazos y estocada muy tendida (silencio).

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