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El eterno éxito de «Pretty woman»

La 1 vuelve a emitir mañana domingo, a las 22.00, la película que arrasó en audiencia en sus catorce pases anteriores

E. RODRÍGUEZ MARCHANTE

Desde que «Pretty woman» se emitió por primera vez en TVE en enero de 1994, cuando obtuvo una audiencia escandalosa (9.223.000 telespectadores), la película dirigida por Garry Marshall e interpretada por Richard Gere y Julia Roberts se ha convertido en un plato infalible de cualquier menú televisivo. Ya se ha programado en catorce ocasiones en abierto a lo largo de estos años, siempre con un éxito abrumador y sin que nadie sepa explicar exactamente el misterio: nunca ha bajado de los 3.400.000 espectadores ni de un veinte por ciento de share, por lo que hay que considerar como un desafío o una curiosidad sociológica el hecho de que La 1 vuelva a emitirla mañana domingo en horario de máxima audiencia (22.00 h).

Aunque no siempre es así, el enorme éxito de «Pretty woman» en la televisión no es más que un reflejo del exitazo que la película tuvo en las salas de cine desde el mismo día de su estreno, en 1990. Pero, como siempre suele ocurrir, la explosión de elementos que convierten lo ordinario en extraordinario tiene al menos un pie en la casualidad, y la elección de la pareja protagonista fue producto de ella, pues para que Richard Gere y Julia Roberts convirtieran la pantalla en un laboratorio de física y química a punto de estallar tuvieron que rechazar el papel varias estrellas, como Al Pacino, Christopher Reeve, Michelle Pfeiffer, Jodie Foster o Diane Lane.

El análisis cinematográfico nos serviría para detectar algunas de las claves de porqué esta película conectó con el público: es una película que mezcla lo romántico con la comedia, que es, abiertamente, de «amor y lujo», que tiene corazón y alma y que muestra el interior de Los Angeles (el magnífico hotel Regent Beverly Wilshire) y el interior de sus habitantes con pasión y ligereza. Pero ese análisis no nos serviría para aclarar el misterio de que conecte una y otra vez con un público que la ha visto ya varias veces... Ese misterio que envuelve a solo algunas películas y que consiste en que si empiezas a verlas, ya no las puedes dejar.

El secreto de la masa

Para resolver este enigma no sirve únicamente el análisis cinematográfico, y habría que acudir a esa especie de gramática parda o sentimiento natural que nos sugiere que el secreto está en la masa. Pero, ¿qué es la masa? Así como sabemos con certeza cuál es la masa de una pizza, no es tan fácil convenir en qué consiste la masa de una película: ¿en su historia?, ¿en sus protagonistas?, ¿en su discurso?...

D En el caso de «Pretty woman», da la impresión de que cualquiera de estos elementos no le otorgan por sí solos ese barniz de obra especial, pues nada de esta «masa» hacía presagiar que se convertiría, por ahora, en eternamente infalible dentro de esa competición a veces insana de las audiencias televisivas: su historia era sabida (la de una Cenicienta de esquina), los protagonistas no bajaban precisamente del Olimpo (Julia Roberts solo tenía un bonito pero breve currículo, con «Magnolias de acero» y poco más, y Richard Gere aún no se había quitado el perfume de ascensor de «American gigoló») y en cuanto a su discurso, ese de que el amor todo lo puede, es tan original como un póster del Che. Dónde estará, pues, su secreto; qué le ha hecho traspasar esa línea infranqueable que convierte a una película en un clásico para las posteriores generaciones, como «Casablanca»... Y la respuesta tal vez sea tan sencilla como que pretende devolverle al espectador algo que siempre necesita:

ilusión y consuelo. Lo de la ilusión es obvio en su argumento y desenlace; y lo del consuelo se puede apreciar en una secuencia clave, quizá el «lugar», el «aleph» de «Pretty woman», que es cuando el poderoso Richard Gere obliga a las vendedoras de las tiendas «pijas» de Rodeo Drive a tratar a Julia Roberts como si fuera una gran dama, porque, ¿quién no se ha sentido intimidado alguna vez por estas altivas dependientas que te miran como si se apellidaran realmente Dior, Dolce o Versace?

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