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Trabajo y sindicatos recobran la sintonía y culpan a la banca del alza del paro

Salgado matiza poco después al ministro Valeriano Gómez y dice que el origen está en «el exceso de crédito»

MARÍA CUESTA

Gobierno y sindicatos volvieron a escenificar ayer la sintonía perdida tras el fracaso —y posterior decreto— de la reforma de la negociación colectiva. Tanto el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, como los líderes sindicales, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, coincidieron en culpar a la banca de los cinco millones de parados y liberar de cualquier responsabilidad a las instituciones laborales españolas. En opinión de Gómez, los excesos de la banca alimentaron el crecimiento del «boom» inmobiliaro y lo hicieron con fondos que captaban de los mercados, no con ahorro nacional. Ahora el estallido de la burbuja es, de forma «casi exclusiva» la causa de los cinco millones de parados.

Según explicó el ministro, la realidad es que dos de cada tres parados (un 75%) proceden de la construcción. «Y eso no es culpa de la legislación laboral, ya que la legislación laboral no creó la burbuja», remachó durante su intervención en el curso «El nuevo sistema financiero, las nuevas infraestructuras y el nuevo mercado laboral», en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), organizado por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE). «Los bancos financiaron una expansión imposible de sostener», concluyó.

La ministra apaga el fuego

El testigo lo recogieron los sindicatos pocos minutos después con un discurso en la misma línea. Según Ignacio Fernández Toxo, secretario general de CC.OO., no sólo la banca es responsable, «sino también los gobiernos de las épocas de bonanza, que eligieron la peor pista de despegue posible. Cuando todo terminó nos dimos cuenta de que habíamos comprado puestos de trabajo a crédito». Para el secretario general de UGT, Cándido Méndez, la responsabilidad del sector financiero en la crisis de empleo es innegable: «es evidencia palpable», sentenció.

Con la polémica servida y el sector financiero en plena ebullición —«Supongo que ni el ministro ni los sindicatos querían decir eso», afirmó irónico Isidro Fainé, presidente de La Caixa y la CECA— la vicepresidenta Elena Salgado tuvo que salir a matizar las palabras de su compañero de gabinete. Según Salgado el origen del paro en la construcción está en el exceso de crédito y «no en los bancos como sujetos individuales».

Según explicó, «la burbuja inmobiliaria se vio favorecida por unas condiciones de crédito muy baratas que no fueron impuestas sólo por los bancos españoles, y desde luego por unos préstamos en relación con el valor de la vivienda en condiciones muy favorables que estimularon esa burbuja, además de una ley del suelo que también contribuyó».

Una visión distinta ofreció el presidente de la CEOE, Juan Rosell, quien apuntó sin tapujos a la rigidez del mercado laboral como causa del elevado nivel de desempleo. En su opinión ahora es el momento de «olvidar para siempre» los salarios fijos ligados a la evolución de la inflación y vincularlos a la productividad.

Rosell apuntó también a que si se reduce el índice de absentismo laboral cabría la posibilidad de que el empresario repercutiese esa mejora en el salario variable del trabajador. Y es que el coste económico de este fenómeno —que en el sector público llega a suponer el 30%— supone el 1% del PIB nacional. «Desde el mundo empresarial no queremos gente que defraude no pagando Seguridad Social, ni que haya gente que teniendo que ir a trabajar, no va y pone todas las pegas del mundo y que no son lógicas», explicó.

El presidente de la patronal defendió también la creación de nuevos incentivos para la contratación y que la formalización de los jóvenes ofrezca «más amparo que los actuales contratos basura».

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