Ser categórico en determinadas afirmaciones conlleva el riesgo de caer fácilmente en la contradicción. Hace varios años, Barcelona, gobernada entonces por el PSC, fue declarada ciudad antitaurina. La iniciativa tuvo mucho de modernez y poco de coherencia, entre otras cosas porque la plaza de toros de la Monumental siguió en activo y una parte importante de la intelectualidad siguió apoyando la Fiesta.
Aquella declaración no ha impedido que el transporte urbano exhiba publicidad de la temporada taurina, como demuestra la imagen superior. Es decir, que el Ayuntamiento rechaza la actividad, pero no los ingresos que reporta en concepto de publicidad.
Todo apunta a que este verano será el último en que se celebrarán corridas de toros en Cataluña, pues este mismo martes el Govern aseguró que no habrá moratoria —la ley entrará en vigor en enero de 2012— y que la indemnización al sector afectado sólo supondrá «unos pocos miles de euros». Dinero, no obstante, que saldrá del bolsillo del contribuyente en plena crisis.