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Muere Juan Arza, el «Niño de Oro», emblema del club de Nervión

El que fue jugador, entrenador, directivo y delegado del Sevilla falleció ayer a los 88 años

abc/vídeo: orgullodenervion.com

j. morilla/r.a.

Juan Arza, emblema del Sevilla durante las décadas de los cuarenta y cincuenta, y, para muchos, el mejor jugador en la centenaria historia del club de Nervión, falleció ayer en Sevilla a los 88 años de edad como consecuencia de una larga enfermedad. El «Niño de Oro» , como lo apodó su primer entrenador en el Sevilla, el irlandés Patrick O'Connell, militó durante dieciséis temporadas seguidas en el conjunto sevillista, del que fue el máximo goleador (182 tantos) y el que más minutos disputó en Primera división (sólo Manolo Jiménez jugó más partidos que él).

Con apenas 20 años, Arza llegó al Sevilla procedente del Málaga a cambio de 90.000 pesetas, dos partidos amistosos y las cesiones de tres jugadores. Fue la contratación más cara que hasta entonces había hecho un Sevilla que veía cómo se iniciaba el declive de la delantera «stuka». Con él en sus filas —su exitosa carrera que se prolongaría hasta los 35 años—, el Sevilla viviría una de sus épocas más gloriosas, ya que conseguiría su único título de Liga en la temporada 1944-1945 y se proclamaría campeón de la Copa del Rey en la campaña 1947-1948, así como subcampeón de ambas competiciones.

Arza, natural de la localidad navarra de Estella —pese a vivir en Sevilla la mayor parte de su vida, nunca perdió el acento propio de su tierra—, apenas medía 1,70 metros y, al margen de su innato olfato goleador, destacaba por su rapidez y por su regate con las dos piernas. No era delantero centro, sino un interior con clara vocación ofensiva, y hasta la fecha es el único jugador del Sevilla que ha terminado una temporada como máximo goleador de Primera división. Fue en la temporada 1954-1955, en la que consiguió 29 dianas en otros tantos encuentros, mejorando así los registros de Di Stéfano, la gran sensación del momento. Tal era su maestría que Helenio Herrera, entrenador de Arza en sus últimos años como sevillista, le daba libertad absoluta en el terreno de juego, hasta el punto de que le instaba a no abandonar el campo del rival.

En numerosas ocasiones fue pretendido por el Real Madrid y el Barcelona, así como por los otrora pujantes San Lorenzo de Almagro y River Plate, aunque el presidente Ramón Sánchez-Pizjuán se mostró en todo momento inflexible, declarándolo «intrasferible» . Pese a ser uno de los mejores artilleros del campeonato español, Arza sólo disputó dos partidos oficiales con la selección nacional, y su exclusión del equipo que disputó el Mundial de Brasil en 1950 generó una notable polémica.

Arza fue el capitán del Sevilla cuando el conjunto nervionense disputó por primera vez la Copa de Europa (temporada 1957-1958), así como el día que se inauguró el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán. Terminó su carrera deportiva en el Almería y, tras colgar las botas, fue homenajeado con un partido amistoso entre los veteranos del Sevilla y los del Barcelona, que estaban liderados por Kubala.

El de Estella no sólo fue para el Sevilla un jugador legendario; también fue delegado, directivo y hasta entrenador «apagafuegos» en tres ocasiones puntuales entre 1965 y 1968. Igualmente, dirigió al Cádiz, al Deportivo de La Coruña y al Celta de Vigo, equipo que llegaría a clasificar para la extinta Copa de Ferias.

Toda su vida estuvo ligada al Sevilla. Hasta hace bien poco, era habitual verlo correr por el césped del Sánchez-Pizjuán, su casa. Tuvo una relación muy estrecha con José María del Nido, quien se preocupó por que esta leyenda del sevillismo recibiera un merecido reconocimiento público. «Ha sido el más grande jugador de la centenaria historia del Sevilla. Fui a verlo a su casa hace 20 días y ya estaba en una situación muy mermada», dijo ayer el presidente a la web del club. Hace dos años, Arza recibió un último homenaje por parte de la entidad. Se le concedió el primer «Dorsal de Leyenda», eternizando el número que siempre llevó a la espalda, el 8.

Este mediodía, a partir de las 12.45 horas, se celebrará un responso por su alma en el tanatorio de la SE-30. Asistirán, entre otros, el director deportivo, Monchi, y el entrenador, Marcelino. Sus restos mortales serán posteriormente incinerados en el tanatorio de Dos Hermanas . Descanse en paz.

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