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James Franco: «El mayor error de los humanos es jugar a ser Dios»

ANGÉLICA MARTÍNEZ

James Franco mide cada una de sus respuestas sin sacrificar espontaneidad. Su voz se emociona cuando habla de sus intereses personales, es buen conversador y prefiere una discusión a una tradicional entrevista de pregunta-respuesta. Con una chaqueta de cuero y unos vaqueros nos recibe en la habitación del hotel Four Season de Los Ángeles que el estudio ha alquilado para la ocasión. Artista comprometido, se parece a su personaje en «El origen del planeta de los simios», Will, un científico intelectual y valiente que tiene una increíble pasión por vivir la vida al límite.

—¿Qué le llevó hasta este filme?

—Es una historia que inspira, tenía ganas de formar parte de una película donde la tecnología fuera la razón principal del proyecto. Por supuesto, la creatividad artística me interesa, pero en este caso quería actuar con los nuevos efectos especiales. Personalmente, la experiencia ha sido tan buena que ahora quiero empezar a dirigir.

—¿Dónde se sitúa la película dentro de la franquicia de los simios?

—Es una versión de «El planeta de los simios» muy diferente. Las otras buscaban hacer un comentario social sobre las relaciones entre las razas y las religiones. La nuestra es una «precuela», una cinta que puede compararse a «Frankenstein», donde un científico desarrolla una fórmula que cambia la existencia de los simios convirtiéndolos en humanos. Su mayor error es jugar a ser Dios.

—Parece que conecta con las historias que cuestionan al hombre frente a la naturaleza.

—Y he hablado con Sean Penn sobre ello; es otro actor que siente debilidad por este tipo de proyectos. Creo que es importante que los humanos apreciemos el mundo que nos rodea, la belleza de la naturaleza, de los animales. Si el hombre estuviera solo en el planeta, el mundo a nuestro alrededor no sería tan atractivo.

—Ha sido nominado al Oscar por su interpretación en «127 horas». ¿Cómo le sientan los premios?

—No pienso en los premios sino en el trabajo. Sinceramente, considero que Danny Boyle, el director, supo sacar lo mejor de mí. Es un director que se entusiasma por sus proyectos y sabe cómo contagiarlo. Si ves las películas de Danny todas son entretenidas, dinámicas, excitantes. Creo que no se puede pedir más.

—Y ahora también estrena libro.

—Escribir es algo nuevo en mi vida, el primer sorprendido he sido yo. Ahora depende del público; si les gusta lo que hago, seguiré haciéndolo.

—Se diría que diseña su vida como quiere...

—Soy muy afortunado, porque solo me comprometo en proyectos que me entusiasman. Hace cinco años tomé la decisión de vivir haciendo lo que yo quisiera. Cuando me saqué mi licencia de piloto, todos los días me preguntaba durante la clase: «¿y si se cae el avión hoy?» No me importaba, no dejaba ningún cabo suelto. En este momento de mi existencia he trabajado en muchas películas, he hecho teatro, televisión, me he atrevido a presentar la ceremonia de los Oscar y por todo eso no tengo que pedir disculpas a nadie. Jamás he dejado de intentar un nuevo reto porque no soy un hombre que viva con miedo. Por eso solo hago lo que me interesa.

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