Mueren en Afganistán 31 soldados de EE.UU.
Un ataque talibán derribó el helicóptero de la OTAN en el que viajabanlos militares
Las fuerzas internacionales volvieron a sufrir ayer un gran revés en Afganistán tras la muerte de al menos 31 soldados estadounidenses y siete afganos al estrellarse el helicóptero «Chinook» en el que viajaban. Los talibanes reivindicaron la acción a través de su portavoz, Zabiulá Muyahid, quien aseguró que sus hombres alcanzaron al aparato pasadas las once de la noche, cuando se disponía a tomar tierra en el distrito de Saidabad, en la provincia de Logar, al este del país.
Un comunicado de pésame, hecho público por el presidente Hamid Karzai, desveló que se trataba de miembros de las fuerzas especiales norteamericanas y de comandos afganos, unidades encargadas de llevar a cabo operaciones de contrainsurgencia como la que estaban a punto de efectuar en Saidabad y que siguió adelante pese a la caída del «Chinook». Fuentes militares citadas por Ap señalaron que 20 de los fallecidos habían participado en la operación «Gerónimo», que acabó con la vida de Bin Laden. Pero otras fuentes de la Administración recogidas por Afp desmentían tal extremo.
D Se trata del suceso más sangriento que sufren las fuerzas internacionales desde el inicio de la misión en 2001. El control del aire es básico para la OTAN, ya que los valles y montañas son territorio de los distintos grupos insurgentes que han aprovechado el anuncio por parte de Barack Obama del inicio del repliegue de sus hombres para incrementar el número y la profundidad de sus ataques con los que han alcanzado a figuras de primera línea como el hermano del presidente Karzai. De confirmarse plenamente la autoría talibán —aún está abierta la investigación— sería el segundo aparato que logran derribar. En 2005 otro «Chinook» fue alcanzado en la provincia de Kunar y sus 16 ocupantes perdieron la vida. El tráfico aéreo es muy intenso y los accidentes son habituales —España perdió 17 hombres tras estrellarse un helicóptero «Cougar» en las proximidades de Herat en 2005— pero no lo es que los insurgentes logren derribar los aparatos. La caída del «Chinook» coincidió con un nuevo
bombardeo de la alianza sobre una población que, según las autoridades afganas, costó la vida al menos a siete civiles en la provincia de Helmand.
Retirada en marcha
El repliegue norteamericano está en marcha y para finales de 2012 está previsto que 33.000 hombres vuelvan a casa. El resto de países de la alianza sigue el ejemplo estadounidense y las fuerzas afganas ya han completado la transferencia de seguridad en siete zonas. Mientras, desde el Consejo para la Paz formado para alcanzar una salida dialogada al conflicto, se siguen enviando mensajes optimistas y uno de sus miembros, Ismaiel Qasemyar, declaró a «The New York Times», que «el mulá Omar está listo para tomar parte en el proceso de paz».
Lo que sigue en el aire es el papel que EE.UU. tendrá en Afganistán a partir de 2014, año en el que está previsto el fin de la retirada. Karzai ha puesto de momento dos condiciones antes de iniciar el diálogo con Washington: el final de las operaciones nocturnas que son la principal causa de bajas civiles y la necesidad de que las tropas que permanezcan estén sujetas a la legislación afgana.
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