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Fútbol / MUNDIAL SUB 20

Juan: «Si soy duro no es por maldad»

«Juego con fuerza para mostrar que el área de mi equipo también es mi casa», explica el jugador

Día 09/08/2011 - 17.46h

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Se levanta del piso 185 centímetros y quienes ya chocaron con él dicen que parece hecho de mármol. Sus padres no se llaman Zebedeo o Salomé ni su hermano Santiago el Mayor pero durante el Mundial sub'20 de fútbol se ha convertido en uno de los apóstoles preferidos del seleccionador brasileño Ney Franco, como Juan, el nacido en Galilea, lo es de Jesús.

Juan, el Evangelista, era pescador hasta el día que decidió seguir al cordero de Dios que quita los pecados del mundo. Y Juan, el futbolista, cumple el oficio al que de niño se abrazó con fervor en las canchas polvorientas de su Belo Horizonte natal: 'pescar' a los delanteros rivales o los balones que ellos llevan pegados a sus botas rumbo a la portería de su equipo.

Por esa fe inquebrantable en su misión de salvar de goles a su equipo Juan Guilherme Nunes Jesús o, simplemente Juan, ha sido visto por muchos en el Mundial que se disputa en Colombia como uno de los jugadores que más agresivos.

En son de paz

Tal afirmación es como una bofetada a su apostolado en el fútbol, pero el jugador de 20 años pone la otra mejilla y con un mensaje mesurado envuelto en una cálida sonrisa asegura a quienes quieren escucharlo que si pega a los adversarios, "no es por maldad".

"Juego así, con reciedumbre (fuerza)«, para mostrar que el área de mi equipo, es mi casa", sentenció Juan, el futbolista, en lo que podría ser su 'carta a los delanteros rivales'. Juan, el Evangelista es conocido y venerado por haber compuesto el cuarto evangelio. Juan, el futbolista, sentirá que su misión en tierras de Colombia habrá sido cumplida si con su granito de arena, el de frenar 'sin maldad' a los rivales, ayuda a Brasil a ganar el quinto título Mundial en la categoría sub'20.

Lo dice con la convicción de ser un discípulo privilegiado en el Internacional, de Porto Alegre, de maestros en el arte de la disuasión futbolística: el uruguayo Gonzalo Sorondo, los argentinos Mario Bolatti y Pablo Guiñazu o los brasileños Indio y Bolivar.

El compendio de lo que podría definirse en el fútbol como 'la dialéctica del zapato' lo ha aplicado Juan con tal discreción que en su corta carrera no ha sido expulsado. "Recibo solo amarillas", admitió con nobleza en Barranquilla.

El hombre que «secó» a Pelé

Quizá el estilo de Juan no sea como el de su compatriota Felipe Melo, un volante recio con cara de malo que en el Mundial de Sudáfrica sorprendió a la prensa al confesar que su alma fiera en las canchas era domesticada cuando le regalaban flores.

Quizá el estilo de Juan tenga matices del que a mediados del siglo pasado consagró de manera oficiosa como 'el defensor que mejor anuló a Pelé por la vía de la ternura' a su paisano Píter, un defensa del modesto equipo Comercial, del estado de Minas Gerais, cuya capital es Belo Horizonte.

Según reveló una década atrás José Macia 'Pepe', segundo goleador del Santos, con 405 tantos entre los años 50 y 60, "Píter se le acercaba antes del partido y comenzaba a decirle: Pelé, ¿cómo está su madre, doña Celeste? ¿Y su padre, Dondinho? Me gustaría ir a su casa a tomar un vino con su hermano Zoca".

Pepe garantizó que "el negro se derretía con aquellas palabras y permanecía manso durante el partido". La diferencia con Píter, según lo anunciado públicamente por Juan en esa suerte de 'carta a los delanteros rivales', es que en la casa, que es su área, manda él, pero sin maldad.

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