Economía

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La economía pierde el pulso y las bolsas entran en pánico

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Mercados y analistas lamentan que las medidas del eje franco-alemán llegan tarde, y avisan de que Europa y EE.UU. están ya «al borde del abismo»

Día 19/08/2011

Pronostican —y especulaan—, y quizá por eso suelen ir un paso por delante de la economía real. Y ayer los mercados volvieron a revelar sus miedos. Temen, en el mejor de los casos, un frenazo en la recuperación económica; en el peor, una nueva recesión. Las previsiones para Estados Unidos no son nada halagüeñas. Europa ya confirmó que su economía está estancada. Japón suma tres meses en negativo. Y hasta los países emergentes pierden fuelle. Así las cosas, las bolsas de todo el mundo se fueron ayer a pique.

Tokio perdió un 1,3%, Fráncfort un 5,8%, París un 5,5% y Milán un 6,20%. El Ibex, con todos sus valores en rojo —salvo Mapfre, que repuntó un 0,5%—, se desplomó un 4,70%, cerrando así su segundo peor día del año. La prima de riesgo de España, tras una semana estable en los 270 puntos básicos, repuntó ayer hasta los 290 puntos.

Cuando Wall Street (cerró ayer con una caída de 3,68%) abrió lo hizo con dos informes demoledores en las mesas de la banca y de los grandes fondos de inversión. El primero, de Morgan Stanley, augura que el crecimiento de la economía mundial caerá este año del 4,2% previsto al 3,9%, y en 2012 del 4,5% al 3,8%. Y estima dos años de desaceleración en las economías emergentes, que caerían en 2011 del 6,6% al 6,4% y en 2012 del 6,7% al 6,1%, tras cerrar 2010 con un crecimiento del 7,8%.

El segundo documento recoge los últimos indicadores de la economía de EE.UU. La cifra semanal de solicitudes de subsidio por desempleo aumentó en 9.000, la venta de casas usadas cayó un 3,5% en julio y el IPC subió un 0,5 %, la mayor alza desde marzo, despertando los fantasmas de la inflación. Tampoco ayudó el índice manufacturero del Estado de Filadelfia, referente: cayó de 3,2 puntos a -30,7 puntos, un nivel no visto desde marzo de 2009.

Morgan Stanley remata su documento alertando de que tanto EE.UU. como Europa se acercan «peligrosamente al borde de la recesión para el periodo comprendido entre los próximos seis y doce meses». Aunque los economistas consultados coinciden en que hablar de dos trimestres consecutivos de contracción es exagerado. «Estamos ante un cuadro de ralentización», dice Emilio Ontiveros, presidente de Afi.

Lo evidente es que la economía del Viejo Continente se ha estancado tras el parón de sus dos motores. Alemania creció entre abril y junio un tímido 0,1%, y el PIB de Francia se mantuvo plano, según Eurostat. Ni la cumbre entre Angela Merkel y Nicolas Sarkozy ha servido de mucho. El pasado martes, la canciller alemana y el presidente galo tomaron las riendas de una Europa débil en el plano económico y político. Berlín dictó un plan para la futura eurozona que pasa por un compromiso de austeridad fiscal y sanciones a los socios incumplidores.

La «tasa Tobin», a debate

«Merkel y Sarkozy volvieron a defraudar al proponer soluciones para 2013 cuando lo urgente es el ahora», lamenta José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney. En contra de lo anunciado por el eje francoalemán, Van Rompuy no recibió ayer la petición oficial de que presida el primer «Ministerio de Economía» europeo. El presidente del Consejo Europeo avanzó que esa formalidad se retrasará hasta octubre.

Por otro lado, el plan de crear una tasa a las transacciones financieras ha golpeado a la banca europea, cuyas acciones acumulan dos días en picado. Aun así, la Comisión Europea avanzó ayer su intención de proponerla en octubre para que el G-20 la apruebe en su cumbre de noviembre. Tras el anuncio, los bancos europeos cayeron un 6,6%. «Gravar más a los bancos en un momento tan difícil podría entorpecer la economía», dice Rafael Pampillón, del Instituto de Empresa, quien explica que reduciría la competitividad de la zona euro frente a países donde la banca no tuviera que afrontar ese coste. Su aprobación, además, requiere la unanimidad de los Veintisiete, y Reino Unido, Países Bajos y Suecia ya la han rechazado. Fuentes europeas consultadas creen que solo valdrá un acuerdo mundial. Y tampoco se antoja fácil: el G-20 ya trató el asunto en 2009 sin éxito.

Crisis sin fronteras

Por si fuese poco, la Reserva Federal está supervisando las filiales norteamericanas de bancos europeos, según informa «The Wall Street Journal». La Fed teme que la crisis de la deuda europea cruce el Atlántico. En las últimas fechas, los mercados han azotado a las entidades de la Unión, especialmente las francesas, por las dudas sobre su exposición a Grecia. Sospechan incluso de la solvencia de Francia, aunque ayer Standard & Poor's ratificó su «triple A», acallando una vez más los rumores de una rebaja generalizada de las agencias.

«Abramos los ojos: el euro y Europa están al borde del precipicio», espetó ayer Jacques Delors, uno de los padres del euro, en una entrevista al diario suizo «Le Temps». Y lamentó las respuestas «vagas e insuficientes» de Francia y Alemania. Obama descartó ayer la recesión pero reconoció que su país está «en peligro de no tener una recuperación lo suficientemente rápida». Y ante la desorientación de los líderes, los mercados se dirigen ahora al BCE y a la Fed, pidiendo a Jean Claude Trichet que baje los tipos de interés y a Ben Bernanke que active la máquina de fabricar dinero. Como fuere, tres semanas de pánico bursátil se antojan más que suficientes para diagnosticar que esto es algo más que un sofoco veraniego.

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