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Fígaro regresa a Sevilla

José Luis Castro vuelve al Maestranza con su versión de «Las Bodas...»

Fígaro regresa a Sevilla FOTOS: ABC

MARTA CARRASCO

El teatro de la Maestranza es un hervidero. Una sastra aparece por el pasillo con un inmenso traje, y un tenor, irreconocible en bermudas, está «haciendo voz» mientras se dirige a la sala de ensayo donde Fígaro, el italiano Roberto Tagliavini, intenta realizar unos pasos de baile bajo la atenta mirada de Cristina Hoyos y los traviesos ojos de José Luis Castro, que vuelve al Maestranza, teatro que dirigió durante 10 años, hasta 2004.

La cosa es bien simple: «Las Bodas de Fígaro» vuelven a Sevilla, a su teatro, donde nacieron hace doce años, con una de las producciones más sevillanas y luminosas que se recuerdan, hasta tal punto, que para regocijo de los espectadores, se pudieron oir las siempre hermosas castañuelas, pero eso sí, tocadas a la manera andaluza.

José Luis Castro, director de escena, era por aquel entonces director del teatro Maestranza. Ahora ha vuelto a pisar sus tablas. «No ha sido un “dejá vu”, al contrario, aquí tengo muchos amigos y la verdad es me parece que no me he ido». Castro se dirige a los cantantes en italiano, y en la sala de ensayos se escucha hablar en inglés, alemán, español e italiano, todo un batiburrillo de lenguas.

El elenco es completamente nuevo, y sólo repiten de aquel montaje algunos componentes del coro y también actores de figuración, como Juan Carrillo o Pepe Gordillo. «En aquella época --dice Castro-- nos inventamos una nueva forma de montar la ópera. Hicimos un elenco con actores previo a que llegaran los cantantes que no podían estar tanto tiempo, y cuando éstos llegaron, la ópera ya estaba montada, sólo había que situarlos y darles las indicaciones».

Pero nada es fácil en la ópera. Castro exige muchos matices a sus cantantes, y tomando un farol hace el gesto que quiere imprimir a una escena. «Don Bartolo», el barítono español Carlos Chausson dice que esta «Bodas», «es una de las mejores versiones que hay en España, es muy mozartiana, respeta el texto y sobre todo tiene mucha luz. Además esta es una ópera en la que todo es positivo, no se muere nadie»». Chausson, hombre de risa fácil y bueno humor, se divierte en las escenas de baile, «si llego a saberlo me pongo en una academia», comenta a su pareja divertido.

No le ocurre igual a la «Condesa de Almaviva», la soprano canaria Yolanda Auyanet. En cuanto se sitúa para bailar se ve que su cuerpo ha tomado clases. «Es que cuando pequeña hice ballet», dice confirmando las sospechas. La cantante está emocionada por estrenar este papel que ya ha cantado en versión concierto. «No sé lo que comemos en Canarias, pero es verdad que la tierra da buenos cantantes, ahí está Kraus y mucha gente nueva valiosísima. Es que en Canarias nos gusta cantar». Su nacimiento isleño le ha llevado a vivir a otra isla, Sicilia. Yolanda Auyanet pertenece a esa generación de renovación de la ópera, «estamos lanzados y tomando posiciones», dice con optimismo.

Elenco renovado

El tenor con bermudas es «Don Basilio», Manuel de Diego, un habitual del Maestranza, «ojalá fuera tan cómodo en escena», comenta con cierta sorna.En el ensayo, el director artístico del teatro y musical de la ópera, Pedro Halffter, observa con atención. «El trabajo con José Luis Castro está siendo estupendo», comenta. Para Halffter también es un estreno porque dirige «Las bodas de Fígaro» en ópera por primera vez, «aunque he hecho muchas arias de esta obra en conciertos, pero sí, Mozart es un reto para cualquier director. Hay que hacerlo todo perfecto, porque todo tiene su sentido, hasta los recitativos», afirma. Halffter espera que el nuevo elenco, «de magníficas voces jóvenes», sorprenda al público, entre el que habrá muchos que recuerden la versión de hace doce años dirigida por Alain Lombard en el atril.

El coro realiza los pasos de baile que Cristina Hoyos creara hace doce años. En uno de los laterales, Paul Armin Edelmann ensaya por lo «bajini» la pieza. «Y yo, ¿por qué no bailo?», comenta Paul Armin Edelmann, «Conde de Almaviva», viendo cómo se lo pasan sus compañeros. «¿Quieres bailar?», le dice Castro, «pues te ponemos en seguida unos pasitos».

«Las bodas de Fígaro» ha sido una de las producciones del teatro Maestranza más viajeras, después de «Turandot». Vuelve a Sevilla tal y como se montó. «Figaro» regresa a la ciudad que inspiró a Mozart para componer una de sus óperas más hermosas.

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