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Ángel Ron «Bruselas culpa a la banca porque no tiene otro plan»

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Ni más test de estrés ni una recapitalización masiva; Ron avisa de que el euro solo estará a salvo cuando los países cedan soberanía a la UEPRESIDENTE DE BANCO POPULAR

Día 16/10/2011

Se cuidaron Banco Popular y Banco Pastor de dejar bien claro que su matrimonio —por absorción— surgió de la oportunidad y no de la necesidad. Ángel Ron, presidente de Popular, insiste en que fue así. Pero lo cierto es que con ese paso el grupo se adelanta a nueva ronda de fusiones en el mapa financiero español y al ultimátum de Bruselas, que quiere recapitalizar la banca a toda costa. Aunque sea con un «manguerazo» de dinero público, casi tabú en una España todavía perpleja tras conocer las indemnizaciones millonarias a los ex directivos de las cajas de ahorros.

—¿Quién va a responder por eso?

—Hay que ver si responden a la legalidad. Y si se ajustan, ya solo es una cuestión moral, de ética. Eso sí, con la nueva norma de retribuciones será el Banco de España quien dictamine.

—Bruselas quiere prohibir dividendos y bonus en entidades que hayan recibido ayudas públicas...

—Lo que aquí pasa es que estamos en un momento de falta de liderazgo político y de buscar un culpable a la crisis. Y se ha decidido que ese culpable sean los bancos. Entonces, qué menos que paguen los accionistas de los bancos. ¿Y por qué van a pagar por unas pérdidas que no se han producido y no se van a producir?

—Pero la Unión Europea dice que es urgente recapitalizar la banca.

—Lo que tenemos que hacer es imponer un poquito de sentido común. Recapitalizar bancos por haber invertido en deuda pública de Estados del euro, con excepción de Grecia, es un error. Con una recapitalización no se va a solucionar nada.

—¿Entonces?

—Pues lo que decía antes, que Europa no sabe cómo resolver el lío de tener una moneda única y no una gobernanza europea, una mayor integración fiscal, económica y de política social. Ese es el problema, y Europa está preparada para asumir un proceso de transferencia de soberanía, que es inevitable una vez creado el euro. En cambio, la decisión política que se ha tomado es culpabilizar a los bancos de la crisis, presionarlos y tratar de resolver la crisis a través de los síntomas de la banca. Y la deuda pública es un activo libre de riesgo y que por tanto no consume capital.

—Sí lo es si se decide que los bancos deben asumir pérdidas en Grecia...

—Pues que aíslen Grecia, pero que no exijan una quita para la deuda de países europeos que no tienen ningún problema de sostenibilidad.

—¿Y si los próximos test de estrés, como se dice, penalizan esa deuda?

—Hay que distinguir los test de la realidad. Estamos poniendo capital para un situación de estrés, pero la realidad no es la que pintan esas pruebas.

—¿Las últimas pruebas de esfuerzo fueron injustas con España?

—Fueron discriminatorias. Primero, porque se admitió un escenario macroeconómico para España que no debería haberse admitido nunca. ¡Una caída del 40% en el precio de la vivienda no la vamos a ver! Segundo, porque no nos contabilizaron como capital las obligaciones convertibles en acciones ni las provisiones genéricas. ¡Pero si se pueden convertir en capital! Tercero, porque solo se contó el negocio europeo cuando hay bancos expuestos a países fuera de la UE. ¿Acaso en el resto del mundo no hay recesión? Y por si fuese poco se comparó a la banca española con la europea, que solo se ha recapitalizado con dinero público.

—Dijo usted que en España habrá una segunda oleada de fusiones. ¿Cuántas entidades van a quedar?

—No lo sé, pero está claro que este entorno de bajo crecimiento y de una regulación más exigente es cada vez más hostil para las entidades más pequeñas. Solo las rentables van a seguir adelante. Las que estén muy enfocadas a hipotecas y créditos al promotor tienen un problema.

—Pues Popular y Pastor juntos suman una exposición al ladrillo de 31.000 millones de euros...

—Se ha instalado esa idea, pero no se dice que el balance de Popular es unas seis veces el de Pastor, así que en términos marginales el ladrillo no supone casi nada. Ya estamos haciendo saneamientos que equivalen a cinco años de provisiones. Y estamos dotando la pérdida esperada del escenario base del test de estrés, que no es real, que dibuja una realidad que no se ha producido.

—Algún problema tendrá Pastor, que no pasó los últimos test...

—Es que no le contaron como capital las convertibles, las genéricas…

—No se las computaron a nadie...

—Sí, pero a este banco le ponderaban de forma muy negativa. Y aunque es verdad que tiene más crédito al sector inmobiliario que los demás, se le penalizó en exceso.

—¿Cómo se fraguó la fusión?

—José María Arias, presidente de Pastor, hizo una reflexión y concluyó que en términos tanto de solvencia y liquidez como de interés para el accionista, el empleado y el cliente, Popular era la mejor opción. En mayo empezamos a conversar. Y a mitad de verano Arias dijo que lo que los accionistas principales de Pastor iban a valorar era el encaje cultural de las dos entidades, la solvencia y el precio.

—¿Y qué valoró Popular?

—Pues que es una entidad en beneficios y rentable. Y que tiene un encaje cultural casi perfecto con Popular: está sometida a la disciplina de mercado, a diferencia de las cajas, y su modelo de negocio y el perfil de sus clientes es muy similar al nuestro, muy orientado a pymes. Vimos además la oportunidad de hacer sinergias, de ahorrar costes, por las duplicidades que se dan entre ambos.

—¿Cuál va a ser el ajuste de personal?

—Aún no tenemos un número, pero el ahorro será equivalente al 37% del gasto de Pastor. Eso no quiere decir que vayamos a recortar el 37% de su gasto, sino que entre los dos bancos podemos ahorrar 147 millones al año.

—¿Dónde se va a recortar?

—En costes administrativos y en redundancia de sucursales y servicios centrales. Además, podemos ahorrar más mejorando el rendimiento del crédito del Pastor en un punto básico, que no algo muy agresivo, o reduciendo cinco puntos su coste de financiación mayorista.

—¿Popular era la mejor opción para que Pastor pudiese mantener parte de su galleguidad?

—Le ofrecimos mantenerse como una filial en Galicia, con su identidad de marca.

—¿Para siempre o hay un plazo?

—Banco Pastor será la marca de Popular en Galicia. Solo tendremos una presencia mínima como Popular para mantener la llama de la competencia interna. Pero el grueso, el 60% del banco en Galicia, será Pastor.

—¿Pujarán por Novacaixagalicia?

—No nos lo planteamos. Queremos crecer en ese mercado de forma orgánica. Juntos tenemos ahora una cuota del 17%, y queremos llegar al 20%.

—Descubierto el agujero, ¿la CAM puede interesar a alguien?

—Popular estuvo en el proceso y nos parecía una operación compleja. Requería más coberturas para afrontar pérdidas y asegurar la liquidez. Ahora bien, el Banco de España cubrirá esas pérdidas y garantizará la liquidez. Está dando facilidades al comprador y puede llegar a ser atractiva.

—¿La fusión con Pastor aleja a Popular de ese foco donde los bancos medianos tienen que optar por comerse a otro más que pequeño y dar un salto cuantitativo o dejarse absorber por una entidad mayor?

—En el próximo año o año y medio estaremos solo volcados en la operación con Pastor. Nada más.

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