Y no de hace tres millones y medio, como se ha creído siempre
El descubrimiento de dos especies de abejas originarias del Amazonas confirmaría que el istmo que emergió y unió a América del Norte y del Sur data de hace veinte millones de años y no de hace tres millones y medio, como se ha creído siempre, producto de una acción textónica y volcánica. Así lo asegura un entomólogo del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI, por sus siglas en inglés), David Roubik.
Roubik y Joao Franco de Camargo, de la Universidad de Sao Paulo, han localizado una de ellas, bautizada como Melipona insularis, en la Isla Coiba (Panamá), y la otra, nombrada Melipona (Melikerria) ambigua, en la Isla Ranchería (Colombia). Ambas descienden de un grupo de abejas de miel Maya, sin aguijón y originario del Amazonas, que surgió hace 20 millones de años, aproximadamente, y que hace 17 millones de años decidió cruzar hasta Centroamérica para establecerse. Su presencia en las islas y su ausencia en sus alrededores en tierra firme confirmarían la tesis del STRI, que hace tres años localizó en el istmo un árbol fosilizado de unos 18 millones de años y varios fósiles más de plantas y animales procedentes de Sudamérica.
«Se trata de abejas de bosque que poseen un margen pequeño para establecer nuevos nidos y colonias más allá de un corto estrecho de aguas abiertas, ya que las obreras del nido original deben construir y proveer para el nuevo antes de que la abeja reina se mude», explica Roubik. Las abejas pudieron llegar a Coiba y Ranchería bien flotando en segmentos de vegetación o bien antes de que desapareciera la tierra firme (aprovechando un bajo nivel de mar).