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Algo más que «Once» millones

Hasta 800.000 cupones se han vendido en Sevilla para el sorteo especial del 11/11/11. Y no sólo es el premio...

JAVIER MACÍAS

La Organización Nacional de Ciegos de España (Once) celebra el sorteo del 11/11/11, con un premio por valor de 11 millones de euros y otros 11 por valor de un millón. Con motivo de la fecha, que coincide con el nombre de la organización —que no se repetirá hasta dentro de un siglo—, la Once ha vendido sólo en Sevilla unos 800.000 cupones para este día y, en la jornada de ayer, ya estaban agotados en casi todos los puntos de venta. Por ello, en la provincia se han recaudado 4.100.000 euros, un dinero que sirve para pagar los salarios de miles de empleados con discapacidad.

Y es que la celebración de este sorteo especial aportará no sólo grandes beneficios a los afortunados a los que les toque el premio, sino que también lo hará con los empleados afiliados a la Once. Sólo en Andalucía son 23.000, un 25 por ciento del total en España, a los que irá destinado el 40 por ciento de los ingresos totales.

El subdelegado territorial y director de la Once en Sevilla, Francisco Arroyo, contaba a ABC de Sevilla que «la demanda de este sorteo ha sido mayor que el especial de verano y, además, Sevilla está en racha: el viernes pasado se premiaron varios cupones, en 2010 tocó el sorteo del Día de la Madre y también cayó en las Tres Mil Viviendas un premio importante... así que esperemos que algo caiga».

La Once emplea a personas con distintas discapacidades, sobre todo ceguera, facilitando que el afiliado lleve una vida normal y que, la minusvalía que se lo impide «no sea una barrera», según señaló Francisco Arroyo. Así, con respecto a los afiliados ciegos, les enseñan a usar el bastón o el perro guía, de manera que les dan independencia y superen las trabas diarias que le supone la minusvalía.

De este modo, la jornada habitual de un vendedor de la Once es desplazarse desde su domicilio todos los días a recoger el producto en la entidad bancaria colaboradora y, posteriormente, se dirige hacia su punto de venta, con una zona de influencia determinada. Allí, suelen tener una jornada partida, en su mayoría, y algunos intensiva.

Esto permite vivir de forma solvente tanto el afiliado como su familia porque, aunque «no son ricos, ya que no es un trabajo cualificado, tampoco son pequeños sueldos», cuenta el subdelgado territorial. Así es la vida de un vendedor de esperanza y sueños, que el 11/11/11 traerá alegría a muchos hogares.

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