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Doña María Coronel, la leyenda

Hoy puede venerarse su cuerpo incorrupto en el coro del Monasterio de Santa Inés

GLORIA GAMITO

Siguiendo una tradición secular hoy estará expuesto a la veneración de los fieles en el Monasterio de Santa Inés el cuerpo incorrupto de la fundadora del convento, Doña María Coronel, que se quemó el rostro huyendo de los amores del rey Don Pedro I, y es la protagonista de una de las más bellas leyendas sevillanas. El templo del monasterio estará abierto de nueve de la mañana a una de la tarde y desde las cuatro de la tarde a las siete y media, hora de la misa.

El cuerpo incorrupto de Doña María Coronel, que se cree falleció el 2 de diciembre de 1411, se encuentra en el coro de la iglesia de Santa Inés, a la que se accede por el silencioso compás. El retrato de la ilustre dama, que realizó Valeriano Bécquer y que la Infanta María Luisa Fernanda regaló a las clarisas, corona la impresionante reja que separa el coro del templo.

D Doña María Coronel era hija de Alfonso Fernández Coronel, que fue copero del rey Don Pedro I, y estaba casada con Juan de la Cerda. En el enfrentamiento que el monarca, llamado por unos el Justiciero y por otros el Cruel, tuvo con sus hermanos bastardos, los Trastamara, cayeron en desgracia Alonso Fernández Coronel y Juan de la Cerda. El rey los mandó matar y se quedó con sus posesiones. Don Pedro se enamoró locamente de Doña María Coronel, que al enviudar se retiró al convento de Santa Clara para evitar el acoso al que la sometía. Un día los soldados del rey se presentaron en el monasterio para llevársela. Doña María se hizo enterrar a los pies de la Torre de Don Fadrique para que no la encontraran. Cuenta la leyenda que los esbirros no dieron con ella porque sobre la tierra crecieron como por ensalmo matas de perejil. Dice también la leyenda que luego fue el mismo rey a buscarla y que en la cocina del monasterio Doña María se desfiguró el rostro con una sartén de aceite

hirviendo. Muerto el rey don Pedro y reinando ya su hermanastro Enrique el de las Mercedes, Doña María recuperó sus casas y sobre ellas fundó en 1374 el Monasterio.

Hoy los amantes de las tradiciones sevillanas podrán venerar el cuerpo incorrupto de Doña María Coronel y aprovechar la ocasión para contemplar sin prisas el templo conventual, en el que Bécquer hizo famoso en su leyenda «Maese Pérez el organista».

Adquirir en el torno los famosos bollitos de Santa Inés o cualquier otro de los ricos dulces que elaboran artesalmente las clarisas, es el perfecto broche final a una visita a la devoción, la historia y las leyendas de Sevilla.

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