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Con una tímida sonrisa, pero evidentemente feliz de retomar su agenda, la primera dama de Francia asistió ayer al tradicional reparto de regalos navideños a los hijos de los empleados del Palacio de El Elíseo.
Con un poncho amplio en tono camel, Carla Bruni acompañaba así a su marido, Nicolás Sarkozy, en su primer acto oficial tras dar a luz a su hija Giulia, el pasado 19 de octubre en una clínica de París. Quizá algo cansada, como es propio de las madres que han dado a luz recientemente, Bruni se mostró muy cariñosa con todos los niños, a los que abrazó, sonrió y entregó multitud de paquetes.
El matrimonio no ha hecho pública ninguna foto oficial de su hija, y es que tanto el presidente como la primera dama quieren proteger a la pequeña de los medios de comunicación.