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Iberia «desactiva» la huelga de los pilotos y recoloca al 98% de pasajeros

La primera jornada de paros transcurre con normalidad, pese a la cancelación de 91 vuelos, gracias al plan de contigencia de la compañía

ABC

LUIS M. ONTOSO

MADRID

Ni largas colas en los mostradores de atención al cliente ni hoteles abarrotados en las inmediaciones de los aeropuertos. La primera jornada de la huelga de pilotos de Iberia, que obligó a cancelar 91 de los cerca de 300 vuelos programados para la jornada de ayer, transcurrió con absoluta normalidad. El dispositivo de contingencia que lanzó la propia compañía logró reubicar al 98% de los clientes afectados en aviones de otras compañías o en otros medios de transporte. Tampoco se resintió la puntualidad de los servicios, más allá de los retrasos habituales.

Si en algo estaban de acuerdo, acaso implícitamente, pilotos y compañía aérea era en el rechazo a las imágenes del año pasado, cuando el plante de los controladores aéreos generó un caos de proporciones nunca vistas en el espacio aéreo español. Justo Peral, jefe de la sección sindical de Sepla en Iberia, destacó la participación de la práctica totalidad de los 1.500 pilotos que integran la plantilla y subrayó el «estricto cumplimiento» de los servicios mínimos fijados por el Ministerio de Fomento.

A las 18.00 horas se habían operado el 60% de los servicios programados, sin que hubiera constancia de «incidencias destacables», según la compañía. Las movilizaciones no se dejaron notar en los vuelos operados por Air Nostrum, Vueling y en código compartido, así como las rutas con las Islas Canarias y Baleares, todos ellos garantizados al 100% por los servicios mínimos.

La mayor parte de los problemas se concentraron con la llegada de los aviones procedentes de otros países, cuyos viajeros no estaban enterados de la convocatoria de huelga y se encontraron con sus conexiones canceladas. En el largo radio, Iberia había suspendido el 17% de los desplazamientos, en rutas como Nueva York, Londres, París, Buenos Aires, México, Fráncfort o Sao Paulo.

Dentro de nuestras fronteras, uno de los servicios más afectados fue el del puente aéreo Madrid-Barcelona, que registró la cancelación de una decena de vuelos. También, en este caso, la recolocación de los clientes fue superior al 80%. Otras rutas perjudicadas fueron las de Málaga, Bilbao, Sevilla, La Coruña o Granada.

Iberia había firmado acuerdos de colaboración con 27 aerolíneas que disponen de enlaces con el continente europeo, americano y Próximo Oriente y con empresas de transporte por tierra, como Renfe o Alsa, para atenuar el impacto de los paros. También había reservado 8.000 plazas hoteleras en los alrededores de Barajas.

La compañía aérea calcula que 12.000 personas se vieron afectadas por unas movilizaciones que se repetirán el próximo día 29. Por el momento, se desconocen los servicios mínimos, pero después del éxito cosechado ayer el Ejecutivo no tendrá motivos para salirse del guión: 50% para los vuelos de más de 500 kilómetros y el 25% para los recorridos de corto radio.

No a un paro «salvaje»

Peral calificó de «imposible» que Sepla vaya a plantear una «huelga salvaje» el año que viene, como se especula en el sector. Pero lo cierto es que las negociaciones entre los representantes sindicales y la compañía no avanzan. Nadie se atreve a aventurar qué ocurrirá a partir de la próxima convocatoria de huelga.

El jefe de la división sindical insiste en que está dispuesto a mantener el diálogo con la empresa para acabar con una situación que no beneficia ni a la imagen de los pilotos ni a la aerolínea, que ha sufrido una caída de las reservas cercana al 18% desde el anuncio de las movilizaciones. Pero las actuales exigencias de Sepla resultan desproporcionadas, a juicio de la aerolínea. El origen de la huelga es la creación de la «low cost» Iberia Express, para las rutas de corta y media distancia, un proceso que se encuentra en una fase avanzada y que Iberia se niega en rotundo a desmantelar. Los pilotos creen que la nueva compañía podría hacer peligrar sus puestos de trabajo, pese a que la compañía de Antonio Vázquez lo desmiente.

Queda por ver la implicación —hasta el momento, nula o meramente simbólica— del resto de sindicatos. CC.OO. y UGT distribuyeron la semana pasada una circular conjunta en la que se definen «respetuosos» con las movilizaciones y señalan que la creación de la filial de bajo coste supone «un riesgo altísimo de la pérdida de puestos de trabajo». Ambas organizaciones concluyen el comunicado con la petición de un «una mesa de negociación al más alto nivel» y llaman a alcanzar puntos de consenso para «evitar esta sangría». Sin duda, los próximos días serán cruciales para conocer el desenlace de un conflicto con un final, aún, indeterminado.

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