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José María Lasalle se convierte en el hombre fuerte de Cultura en el nuevo Gobierno, tras su nombramiento hoy como secretario de Estado de Cultura. La gran novedad de la política cultural del Gobierno del PP es que también tendrá algunas competencias en la acción cultural exterior, aunque hasta el Consejo de Ministros del próximo viernes no será aprobada la estructura final de los departamentos. Pero el detalle ya figuraba en el decreto de creación del Minsiterio de Educación, Cultura y Deportes. Forma parte del ambicioso diseño realizado por el propio Lassalle, que quiere potenciar la marca España y la acción cultural bajo el sello ya reconocido internacionalmente del Instituto Cervantes. Su nombramiento ha provocado una reacción muy positiva en el sector, ya que su dedicación a la Cultura desde la portavocía del PP en el Congreso le ha permitido conocer de primera mano las demandas de las industrias culturales y ha dado a conocer sus propuestas a todos los actores.
Una estrategia cultural
Bajo el mando del nuevo ministro de Educación Cultura y Deportes, José Ignacio Wert -cuyas prioridades, según anunció, se centrarán en la reforma educativa-, Lassalle cuenta con el apoyo directo del presidente Mariano Rajoy y la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. El nuevo secretario de Estado de Cultura fue el responsable del programa electoral y por tanto de la estrategia cultural del nuevo Gobierno.
Había pistas en el decreto de creación del Ministerio de Educación
La industria cultura tendrá mayor impacto en el PIB
Lassalle declaraba en noviembre pasado a ABC: «El escenario de austeridad va a marcar todas las políticas públicas. Pero debe ir de la mano de reformas profundas que cambien algunos paradigmas. En el campo de la cultura, pensar que esta debía girar siempre alrededor de la subvención y la ayuda pública. España tiene la gran suerte de compartir con el mundo iberoamericano la cultura en una lengua que utilizan 500 millones de hispanohablantes. Las posibilidades económicas que se abren para nuestro país requieren un trabajo muy ambicioso de impulso de las industrias creativas. Tal y como no se ha hecho hasta ahora, porque el PSOE ha trabajado en una posición muy marginal y sin aprovechar la potencialidad de este campo para nuestra economía».
Según anunciaba Lassalle en noviembre, el Gobierno dirá adiós a «la visión ideológica de la cultura como instrumento de confrontación. Porque la Cultura no es patrimonio de un partido. Es el bien de todos y ni siquiera es un bien en clave nacional, sino internacional. La cultura debe ser un ámbito de libertad y estímulo de los creadores a los que acompaña la sociedad civil, porque el modelo subvencionado, el de la excepcionalidad de una cultura que debemos proteger es más propio de culturas agonizantes en el ámbito internacional como pueda ser la francesa».