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Manuel Jesús Roldán. Profesor y escritor

«El día de Reyes las monjas de Santa María de Jesús se visten de magos»

Esta entrevista recoge aspectos desconocidos de la clausura sevillana. Y se espigan del libro «Conventos de Sevilla» (Almuzara), todo un paseo interior por la historia, el arte y el patrimonio conventual

«El día de Reyes las monjas de Santa María de Jesús se visten de magos» juan flores

j. félix machuca

—Se une usted con este libro a un escogido elenco de historiadores locales que transitaron por esa ruta conventual…

—Así es. Transito por los caminos abiertos por Valdivieso y Alfredo Morales en el siglo XX y Gestoso en el XIX.

—¿Qué añade su libro a lo que ya hay publicado?

—Es una mezcla de historia, guía y de acercamiento personal al mundo más desconocido de la clausura.

—Es un acercamiento sorprendente porque recoge tradiciones como ir a ver el Niño Jesús milagroso del Espíritu Santo a principio de año…

—Efectivamente. Es un ejemplo de cómo llega a nosotros una tradición que aúna el valor histórico artístico y el religioso. La leyenda asegura que esa talla del Niño habló con alguna monja y a sus devotos le concede peticiones.

—Qué magos le gustan más: los del Ateneo o a los Reyes Magos que se pasan por el convento de…

—…Santa María de Jesús, por ejemplo. Imagine a tres hermanas elegidas por la comunidad, preparadas ex profeso durante el Adviento, para que el día de Reyes, vestidas como Melchor, Gaspar y Baltasar, agasajen a su comunidad. Y me hablan de que se derrama tanta ilusión como en la infancia.

—Me han contado que hay alguna clausura donde se vive a su forma la Feria de Sevilla. ¿Leyenda urbana?

—Auténtica realidad. Hay lugares que, por dedicarse, en tiempos, a hacer flores de papel, celebran la Feria y se pueden ver a monjas bailando sevillanas. Por ejemplo en Santa Ana.

—E incluso otro que hace de la alberca de riego del viejo huerto refugio para combatir las calores estivales.

—En el convento de Santa María del Socorro y en Santa Maria de Jesús ocurre así, han sabido conjugar tradición y modernidad.

—¿Los bailes de las novicias africanas en la celebración del Corpus sostienen tradiciones como estas en una clausura muy mermada?

—Sin duda alguna. Porque descubrir cantándole en hindú a la Custodia en Santa Paula o bailando danzas africanas en San Leandro, demuestra que el Espíritu no tiene fronteras. Y que volvemos al Corpus internacional de la Sevilla del siglo de Oro.

—Vivimos tiempos durísimos. Y me cuentan que hay conventos donde la gente va a pedir que le den de comer y que las hermanas casi se han constituido en Ejército de Salvación…

—Para mí ha sido lo más sorprendente del libro. Ver como la pobreza asiste a la pobreza. Lo he visto en conventos tan tocados económicamente como Santa Inés y el monasterio de Madre de Dios. Los pobres hacen cola y esperan la comida en el torno.

—¿Qué tiene de particular el Ecce Homo del Pozo Santo?

—Que se le dejaba a las mujeres embarazadas para que tuvieran un buen parto. Creo que se sigue haciendo.

—O sea, es la epidural espirutal de la Sevilla del XVII…

—(Risas) Efectivamente, así es.

—Otra muy particular imagen es el Cristo que lloró del convento de Santa Inés…

—Está en una sala kuba, donde se entierra a las monjas, en el convento de Santa Inés, y se asegura que ese Ecce Homo llegó a llorar en una epidemia de peste de las que asolaron Sevilla.

—Se habla ya con determinación de recesión de la economía. ¿Preocupan estas cosas de los hombres en unos conventos que están en recesión económica desde el siglo pasado?

—Si a un togolés le hablamos de crisis se ríe. Las monjas, que desde el siglo XIX viven en una alerta permanente, saben soportar perfectamente el desinfle económico.

—Tengo entendido que algunas hermanas, pasado los ochenta años, se manejan divinamente en internet…

—La que fuera secretaria de sor Cristina de Arteaga en Santa Paula, impedida y en silla de ruedas, se maneja divinamente en internet con noventa años.

—¿Perderá Sevilla San Leandro?

—Esperemos que no. Pero le diré una cosa: hay demasiados intereses ocultos que juegan a favor de que se pierdan los conventos.

—¿Me podría decir qué intereses?

—Se van a enfadar. Pero hay intereses inmobiliarios y otros no tan lejanos a los conventos.

—El militante católico, apostólico y sevillano, ¿por qué no repara en que hay que meter mucho hombro para ayudar a nuestros conventos?

—Quizás por desconocimiento; tal vez porque a las monjas no se las comprende y puedo asegurar que son un tesoro espiritual por descubrir.

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