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Caminos llenos de historia junto al río de Alcalá

En dos entornos del Guadaíra cargados de historia se han ampliado las zonas verdes asociadas a dos de los molinos harineros, también regenerados

Caminos llenos de historia junto al río de Alcalá A. MALLADO

ALBERTO MALLADO

El río Guadaíra tiene nuevos rincones para ofrecer. En ellos es posible acompañar al río en su discurrir entre los cerros de albero y conocer más de la naturaleza que crean sus aguas a su paso y de la rica historia que ha tenido a este río como protagonista privilegiado.

Las actuaciones para incrementar los parques de ribera han permitido articular un extenso conjunto de zonas verdes en paralelo al cauce que ofrecen una amplia variedad de espacios naturales. Las últimas incorporaciones incluyen nuevos espacios regenerados tanto hacia la desembocadura como hacia el nacimiento. Los molinos de la Aceña, aguas arriba, y Pelay Correa, delimitan este espacio y han sido también objeto de restauración.

En el cauce bajo, el parque finalizaba hasta hace poco en el molino de El Realaje. Las nuevas obras ya finalizadas, lo extienden hasta el siguiente molino, el de Pelay Correa, uno de los más antiguos y con más rica historia. Precisamente en esta vieja construcción se ha llevado a cabo la reconstrucción de su azud de forma que se ha logrado consolidar la lámina de agua del río en un tramo de dos kilómetros, con una profundidad media que ronda los cuatro metros. Se trata de una medida que tiene una gran eficacia medioambiental, ya que ayuda a consolidar la vegetación y la fauna del entorno. En el molino se ha afianzado la estructura con refuerzos para evitar el derrumbe de los paramentos que quedan en pie. Aunque muy deteriorada, aún se puede reconocer la fisonomía originaria de esta interesante construcción. No se ha planteado la reconstrucción debido al grado de deterioro alcanzado por el molino.

A lo largo de este mismo tramo del río, desde el molino de El Realaje hasta Pelay Correa, se ha recuperado para el uso público una franja de terreno de dos kilómetros y 18 metros de ancho, que permite el recorrido entre ambos puntos. Toda la zona se ha repoblado con especies propias de la vegetación mediterránea y del bosque en galería que originariamente debió existir. Para completar la intervención se han realizado obras de ingeniería que aseguran el funcionamiento del espacio y de los cauces hidráulicos de la zona, lo que ha supuesto la construcción de escolleras, canalizaciones del agua de manantiales realizados con piedras de albero, accesos y puentes para los peatones.

En el otro extremo del tramo urbano del río, hacia su nacimiento, la transformación es visible sobre todo en los alrededores del molino de la Aceña, donde se ha recuperado todo el entorno y se ha hecho accesible. La construcción de nuevos caminos en zona inundable ha creado una continuidad en el parque de ribera que permite enlazar desde el molino de Benarosa hasta la Aceña y en este punto cruzar el río por los nuevos caminos y la propia azuda del molino. De esta forma se permite a los paseantes y deportivas un recorrido circular.

Aquí también estamos en un enclave cargado de historia. Desde la orilla opuesta al molino se ha habilitado un viejo camino que sube en dirección a la zona de El Rincón de Alcalá. Aún se puede observar la antigua técnica de construcción de esta senda que lleva a pensar que posiblemente se trate de un viejo camino romano que servía para comunicar ambas orillas. Se da la circunstancia de que en este entorno se ha detectado que el camino discurre en algún tramo en paralelo a las galerías subterráneas de agua que van desde la Aceña hasta el molino de La Mina y cuya construcción está comprobado que se remonta a época romana.

Alrededor también se ha recuperado el espacio con la restauración de su azud y del sistema de regulación de aguas paralelo para lo cual se han utilizado las mismas técnicas constructivas que se empleaban para los azudes de los molinos desde el siglo XIV. De igual forma se ha procedido a una restauración del imponente molino de la Aceña. Se han picado paramentos y resanados con morteros iguales a los que empleaban los árabes en sus construcciones. En su interior se ha procedido a limpiar la tierra acumulada por las avenidas del río.

Un tercer ámbito de intervención en los Parques de Ribera es la zona de la Fuensanta. Aquí se ha ganado para el disfrute de los ciudadanos una superficie de cinco hectáreas, que permiten comunicar el parque de La Retama con el Puente del Dragón, creando más zonas de esparcimiento en uno de los puntos con mayor demanda por parte de la población.

La urbanización y reforestación de La Fuensanta ha permitido recuperar la red de manantiales de la zona y parte de su antiguo sistema de canalización. Se han aprovechado para crear fuentes y cauces de agua. Aquí de nuevo surge la historia. Estas aguas son las que se emplearon para abastecer a Sevilla por la Compañía Inglesa de Aguas. La captación de estas aguas fue objeto de polémica y la reclamación realizada en su día por la ciudad de Alcalá originó que la compañía inglesa construyera la fuente que aún puede verse como compensación al pueblo.

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