La Catedral, experiencia piloto de nueva iluminación artística

SEVILLA

La Catedral servirá de experiencia piloto para ir adaptando su iluminación artística, tanto exterior como interior, a la denominada Carta de Taxco, un documento de carácter internacional que establece las bases para la correcta incorporación de luz artificial a monumentos y centros históricos, nacido de la mano de profesionales y expertos procedentes de Europa y América Latina, que se configuró en 2009 en un seminario celebrado en México. Además, el Cabildo Catedral encargará este mismo año una auditoría de contaminación lumínica y eficacia energética de todo su sistema externo e interno.

D Ahora, se aplicarán las líneas de la Carta de Taxco a las próximas iniciativas de restauración que emprenderá el Cabildo Catedral, «como la del Retablo Mayor, que empieza el día 9, la de la fachada de la calle Alemanes, que empieza el Lunes de Resurrección y la de la Iglesia del Sagrario, que se acometerá en cuanto la Virgen de los Reyes vuelva a la Capilla Real» y que, dijo el viario, «supondrán en los próximos años la renovación de partes significativas de la iluminación de la Catedral». «Proyectos para los que esperamos la colaboración de la Fundación Sevillana-Endesa y de la Junta de Andalucía», apuntó el vicario en la presidencia de la mesa, en la que se encontraban la directora de Bienes Culturales de la Junta, Margarita Sánchez Romero, quien, al hilo del documento, recalcó que era indispensable la cooperación entre instituciones públicas y privadas; el director de la Fundación Sevillana-Endesa —referente en el ámbito de la iluminación artística—, Jesús García Toledo; la

arquitecta del Programa de Conservación del Patrimonio Histórico Español de la Fundación Caja Madrid, Ana Almagro, y la directora de Licencias, Inspecciones y Registros de la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del Instituto de Antropología e Historia de México, Ana María Lara Gutiérrez, en representación de la Carta de Taxco, quien reseñó que el origen del documento se halla en la preocupación por los «daños irreversibles» que las instalaciones provocaban y de la desproporción de sombras y luces y la «alteración visual de los edificios» que algunas iluminaciones escénicas producían en los monumentos de su país.

En grandes líneas, el documento aporta, por primera vez, «líneas básicas para el diseño y la construcción de instalaciones de iluminación, en las que deben aunarse la sensibilidad artística, la competencia técnica, el ahorro energético y el respeto por los valores patrimoniales del monumento», indicó el vicario, quien reconoció que «en estos aspectos nuestra instalación es mejorable, tanto en los colores que se proyectan sobre el edificio como en los trazados e idoneidad de sus instalaciones».

En la Carta de Taxco quedan reflejadas tanto el «desmesurado empleo de la iluminación artificial, por inadecuada sobrevaloración» de gobiernos o sociedades, como la consecuencia de ello: «el mercado próspero, con empresas faltas de ética, que han intervenido sin que nadie regule sus actuaciones». Y queda subrayado su objetivo de evitar que los sistemas luz artificial «atenten, mutilen, deterioren o alteren» las cualidades de los monumentos históricos.