La negociación de los acreedores con Grecia se enquista
Las negociaciones entre Grecia y sus bancos acreedores están en una zona de punto muerto que anima al fantasma de la quiebra a pasear de nuevo por Atenas. La reunión de ayer entre el primer ministro griego, Lukas Papadimos, y el director del Instituto Internacional de Finanzas (IIF), Charles Dallara, terminó sin avances sobre las condiciones en las que la banca privada accederá a condonar el 50% de la deuda del país (unos 100.000 millones). El IFF ya ha advertido que «se está acabando el tiempo» y, a pesar de que las negociaciones se retomarán la semana que viene, dos escollos dificultan la solución. El principal, el interés que tendrán los nuevos bonos que sustituirán a los títulos de deuda en manos de los bancos y aseguradoras. Atenas quiere que el tipo no vaya más allá del 5%, mientras que los acreedores privados sitúan sus exigencias entre el 8 y el 6%. Además, según recogen varios medios griegos, algunos fondos de inversión se han negado a aceptar cualquier quita de la deuda.
Como respuesta, el Gobierno griego medita aprobar una ley que obligue a todos los acreedores a aceptar la condonación. Pantelis Kapsis, portavoz del Ejecutivo, ha reconocido que esa posibilidad existe. La norma introduciría la denominada «claúsula de acción colectiva»: si un 75% de los tenedores de deuda acepta la quita, obligaría también a los reticentes. Sin embargo, ese paso podría provocar que las agencias de calificación de riesgo declararan a Grecia definitivamente en quiebra y abriría la puerta a que los tenedores de seguros contra impagos reclamaran su dinero. El impacto en el sistema financiero sería catastrófico.
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